lunes, 5 de julio de 2010

La Batalla de los Dioses 5 - Hades (1/5)

Crono


«Cronos» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Cronos (desambiguación).
Rea entrega a Crono una piedra envuelta en pañales. Bajorrelieve romano.

En la mitología griega, Crono (en griego antiguo Κρόνος Krónos, transliterado también Cronus y Kronos) era el líder y —en algunos mitos— el más joven de la primera generación de Titanes, descendientes divinos de Gea, la tierra, y Urano, el cielo. Crono derrocó a su padre y gobernó durante la mitológica edad dorada, hasta que fue derrocado por sus propios hijos, Zeus, Hades y Poseidón, y encerrado en el Tártaro[1] o enviado a gobernar el paraíso de los Campos Elíseos.[2]

Como resultado de su asociación con la abundante y generosa edad dorada, Crono fue venerado como una deidad de la cosecha, supervisor de cultivos como el trigo, de la naturaleza, la agricultura y la progresión del tiempo en relación con los humanos en general. Se le solía representar con una hoz (normalmente de pedernal), que usaba para segar la cosecha y que también usó para castrar a su padre, Urano. En Atenas, el duodécimo día de cada mes (Hekatombaion) se celebraba una fiesta llamada Cronia en honor a Crono y para celebrar la cosecha. Crono también fue identificado en la antigüedad clásica con el dios romano Saturno.

La etimología del nombre es oscura. Podría estar relacionado con ‘astado’, sugiriendo una posible relación con el antiguo demonio indio Kroni o la deidad levantina El. En la época alejandrina y el Renacimiento hubo cierta confusión con la palabra y el concepto χρόνος Chronos (‘tiempo’), también personificado en un dios.

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En la mitología griega y los antiguos mitos

La mutilación de Urano a manos de Crono. Giorgio Vasari y Gherardi Christofano (Palazzo Vecchio, Florencia).

En los antiguos mitos griegos, Crono envidiaba el poder de su padre y gobernante del universo, Urano. Éste se había ganado la enemistad de Gea, madre de Crono y los demás Titanes, cuando escondió a sus hijos menores, los Cíclopes, gigantes de un solo ojo, y los Hecatónquiros, gigantes de cien brazos y cincuenta cabezas en el Tártaro, para que no vieran la luz. Gea creó una gran hoz de pedernal y reunió a Crono y sus hermanos para convencerles de que matasen a Urano. Sólo Crono estuvo dispuesto a cumplir sus deseos, así que Gea le dio la hoz y le hizo tender una emboscada. Cuando Urano se encontró con Gea, Crono le atacó con la hoz y le castró. De la sangre (o, según algunas pocas fuentes, del semen) que salpicó en la Tierra, surgieron los primeros indicios de vida. Crono arrojó al mar la hoz (que dio origen a la isla de Corfú) y el miembro amputado de Urano, que produjo una espuma de la que nacería Afrodita. Por esto, Urano juró venganza y llamó a sus hijos titanes (‘los que abusan’, según Hesíodo la fuente del nombre «Titán», pero esta etimología es discutible) por exceder sus límites y osar cometer tal acto.

En una versión alternativa, un Crono más benévolo derrocó a Ofión, el malvado Titán serpiente. Al hacerlo liberó al mundo de su esclavitud y por un tiempo gobernó justamente.

Tras derrotar a Urano, Crono volvió a encerrar en el Tártaro a los Hecatónquiros y los Cíclopes, a quienes temía, y los dejó bajo la custodia de la monstruosa carcelera Campe. Subió al trono junto a su hermana Rea como reyes de los dioses. Esta época del reinado de Crono se denominó la edad dorada, pues la gente de entonces no necesitaba leyes ni reglas: todos hacían lo correcto y no existía la inmoralidad.

Crono supo de Gea y Urano, poseedores del conocimiento del porvenir, que estaba destinado a ser derrocado por uno de sus propios hijos. Por ello, aunque fue padre con Rea de los dioses Deméter, Hera, Hades, Hestia y Poseidón, se los tragaba tan pronto como nacían. Cuando iban a nacer su sexto hijo, Zeus, Rea pidió a Gea que urdiese un plan para salvarlos y que así finalmente Crono tuviese el justo castigo a sus actos contra su padre y sus propios hijos. Rea dio a luz en secreto a Zeus en la isla de Creta y entregó a Crono una piedra envuelta en pañales, también conocida como Ónfalos, que éste tragó en seguida sin desconfiar creyendo que era su hijo.

Rea mantuvo oculto a Zeus en una cueva del monte Ida en Creta. Según diversas versiones de esta historia, Zeus fue criado:

  • Por una cabra llamada Amaltea, mientras una compañía de Curetes o Coribantes, bailarines armados, gritaban y daban palmadas para hacer ruido y que así Crono no oyese los llantos del niño.
  • Por una ninfa llamada Adamantea, que escondió al niño colgándolo con una cuerda de un árbol de forma que quedara suspendido entre la tierra, el mar y el cielo, sobre los que gobernaba su padre, Crono.
  • Por su abuela Gea.
  • Por una ninfa llamada Cinosura, a quien en agradecimiento Zeus subió entre las estrellas tras su muerte.
  • Por Melisa, quien lo alimentó con leche de cabra.

Cuando hubo crecido, Zeus usó un veneno que le dio Gea para obligar a Crono a regurgitar el contenido de su estómago en orden inverso: primero la piedra, que se le dejó a Pitón bajo las cañadas del Parnaso como señal a los hombres mortales, y después al resto de sus hermanos. En algunas versiones, Metis le dio a Crono un emético para obligarle a vomitar los niños, y en otras Zeus abrió el estómago de Crono. Tras liberar a sus hermanos, Zeus liberó del Tártaro a los Hecatónquiros y los Cíclopes, quienes forjaron para él sus rayos. En una gran guerra llamada la Titanomaquia, Zeus y sus hermanos y hermanas junto con los Gigantes, Hecatónquiros y Cíclopes, derrocaron a Crono y a los otros Titanes. Tras esto, muchos de los Titanes fueron encerrados en el Tártaro, si bien otros no (como Crono, Epimeteo, Menecio, Océano y Prometeo). Gea engendró al monstruo Tifón para vengar a los encarcelados Titanes, si bien Zeus terminaría venciéndolo.

Los relatos sobre el destino de Crono tras la Titanomaquia difieren. En la tradición homérica y hesiódica, fue encarcelado con los demás Titanes en el Tártaro (Ilíada xiv, 274; xv, 225; Teogonía 850ss). En los poemas órficos, fue encerrado por toda la eternidad en la cueva de Nix.[cita requerida] Una interpolación en Trabajos y días (169b-e ó 173a-e según las ediciones) indica que Crono fue luego liberado por voluntad de Zeus, y que desde entonces fue rey de las islas de los Bienaventurados.[3] Píndaro muestra la influencia de esta versión en algunos versos (Olímpica II, 70ss). También describe su liberación del Tártaro, siendo entonces coronado rey del Elíseo por Zeus.[cita requerida]

Crono es mencionado de nuevo en los Oráculos sibilinos, particularmente en el libro III, donde Crono, Titán y Jápeto, los tres hijos de Urano y Gea, reciben cada uno un tercio de la Tierra, y Crono es nombrado rey de todos. Tras la muerte de Urano, los hijos de Titán intentan destruir a la descendencia masculina de Crono y Rea tan pronto como nacen, pero en Dódona Rea da a luz en secreto a sus hijos Zeus, Poseidón y Hades, enviándolos a Frigia para ser criados al cuidado de tres cretenses. Tras saber de esto, sesenta hombres de Titán encarcelan a Crono y Rea, provocando que sus hijos declaren y libren la primera de todas las guerras contra ellos. Esta versión no menciona nada de la muerte de Urano a manos de Crono o del intento de matar a ninguno de sus hijos.

El Crono fenicio

Una versión atribuida por Eusebio al semilegendario historiador fenicio anterior a la Guerra de Troya, Sanconiatón, señala que Crono fue originalmente un gobernante cananita que fundó Biblos y fue posteriormente deificado. Esta versión da como nombre alternativo Elus o Ilus, y afirma que en 32.º año de su reinado, emasculó, asesinó y deificó a su padre Epigeo o Autoctón «a quien más tarde llamaron Urano». También afirma que tras la invención de los barcos, Crono, visitando el «mundo inhabitable», legó el Ática a su propia hija Atenea y Egipto a Tot, el hijo de Misor e inventor de la escritura.[4]

Para las colonias fenicias del Mediterráneo occidental, los templos dedicados a Moloch fueron convirtiéndose en templos a Cronos y posteriormente, con la conquista romana, en templos a Saturno.

Consortes y descendencia

En la mitología romana y la cultura posterior

Crono devorando a un hijo, por Francisco de Goya.
Artículo principal: Saturno (mitología)

Mientras los griegos consideraban a Crono una fuerza de caos y desorden, creyendo que los dioses olímpicos habían traído una época de paz y orden al arrebatar el poder a los primitivos y malvados Titanes, los romanos tenían una visión más positiva de este dios. Aunque la deidad romana Saturno se fundía fuertemente con Crono, los romanos favorecieron a Saturno mucho más que los griegos a Crono. Mientras Crono era considerado por los griegos un dios cruel y tempestuoso, su naturaleza se hizo más inocua bajo la influencia romana, con su asociación con la edad dorada haciendo que finalmente se convirtiera en el dios del «tiempo humano», es decir, los calendarios, las estaciones y las cosechas (aunque no debe ser confundido con Chronos, la personificación sin relación alguna del tiempo en general). Mientras los griegos desatendían a Crono en gran medida, considerándole una mera etapa intermedia entre Urano y Zeus, fue un aspecto mucho más importante de la mitología y la religión romanas: la Saturnalia fue una fiesta celebrada en su honor, y existió al menos un templo a él dedicado en la antigua monarquía romana.

Debido a la abundancia de ciudades aisladas en las épocas antigua y clásica, se desarrollaron numerosos mitos y se adaptaron a las regiones locales. A medida que la tecnología permitió que las culturas de ascendencia común se reuniesen, la gente hizo adaptaciones para crear un panteón o entendimiento unificado del universo.

Como resultado de la importancia de Crono para los romanos, su variante romana, Saturno, ha tenido una gran influencia en la cultura occidental. De acuerdo con la tradición de Oriente Próximo, el séptimo día de la semana judeocristiana también se llamaba en latín Dies Saturni (‘Día de Saturno’), en lo que supone la fuente del nombre de este día en idiomas como el inglés (Saturday). En astronomía, el planeta Saturno se llama así debido a la influencia romana: era considerado el séptimo y más externo de los objetos celestes visibles sin ayuda.

domingo, 4 de julio de 2010

Historia


LOS DIOSES OLÍMPICOS

En la mitología griega, los dioses olímpicos eran los principales dioses del panteón griego, que moraban en la cima del monte Olimpo, el más alto de Grecia. Hubo, en diferentes épocas, catorce dioses diferentes reconocidos como olímpicos, aunque nunca más de doce a la vez. De ahí que a veces se haga referencia a ellos como los doce olímpicos.

Los ayudantes de los dioses olímpicos, detalle de un bajorrelieve, sarcófago griego, c. 240 a. C. (Museo de Vallecas).

Zeus, Hera, Poseidón, Ares, Hermes, Hefesto, Afrodita, Atenea, Apolo y Artemisa son siempre considerados dioses olímpicos. Hestia, Deméter, Dioniso y Hades son los dioses variables que completaban la docena. Perséfone pasaba tres meses al año en el inframundo (provocando así el invierno) y se le permitía volver al Olimpo los otros seis meses para poder estar con su madre, Deméter. Y, aunque Hades siempre fue uno de los principales dioses griegos, su morada en el mundo subterráneo de los muertos hacía su relación con los olímpicos más delicada.

Los olímpicos ganaron su supremacía en el mundo de los dioses gracias a que Zeus llevó a sus hermanos a la victoria en la guerra contra los Titanes. Zeus, Poseidón, Deméter, Hestia, Hades y Hera eran hermanos, y esta última era también la esposa de Zeus. Todos los demás olímpicos son normalmente considerados hijos de Zeus: Ares y Hefesto con Hera, Artemisa y Apolo con Leto, Afrodita con Dione, Hermes con Maia, Dioniso con la mortal Sémele y Atenea con Metis, aunque a veces se considera que esta última nació sólo de Zeus y, como venganza, Hera engendró sola a Hefesto. Cuando Afrodita no es incluida entre los olímpicos, se considera que nació de la espuma provocada en el mar (el dios Ponto) por la sangre que derramó Crono al castrar a Urano, su padre.

Árbol genealógico de los dioses olímpicos. En los casos de Afrodita, Ares, Dioniso, Atenea, Hefesto y Urano existen otras versiones acerca de su genealogía; para este gráfico se ha tomado como modelo la versión de la Teogonía de Hesíodo. En azul, los que siempre se consideran olímpicos, en amarillo los variables, y en negro, los demás personajes. La línea continua indica relación ‘padre-hijo’ y la discontinua ‘pareja’.[1]
  • Zeus es el dios del cielo y el rayo, es el de mayor rango y el más poderoso, regidor del monte Olimpo.
  • Poseidón controla los mares y océanos, provoca los terremotos.
  • Hades es el dios del inframundo y de los muertos sobre los que el reina.
  • Atenea es la diosa de la sabiduría, la educación y la guerra; es la protectora de los héroes y patrona de los artesanos.
  • Ares es el dios de la guerra, la crueldad y del asesinato.
  • Artemisa es la diosa de la caza, la fertilidad, los animales, la castidad y las amazonas.
  • Hefesto es el dios del fuego, la fragua, el trabajo manual, los artesanos y las armas.
  • Apolo es el dios de la danza, las artes, la música, la arquería, la prudencia, las profecías, la medicina y la belleza masculina.
  • Hermes es el dios mensajero; también de la orientación, los viajeros, los pastores, los ladrones, el consuelo, las reuniones y el guía de las almas al Inframundo.
  • Afrodita es la diosa de amor, la belleza femenina, la pasión y la sexualidad.
  • Eros es el dios del amor y la atraccion sexual. Su análogo en la mitología romana es Cupido
  • Hera es la consorte de Zeus, reina de los dioses, la diosa del matrimonio y la fidelidad.
  • Hestia es la diosa del fuego, del hogar y la familia.
  • Deméter es la diosa de la tierra, las flores y las plantas, la comida, y la agricultura.
  • Dioniso es el dios más joven del panteón, y el dios del vino, la naturaleza en estado salvaje y la sexualidad abierta.
  • Crono es el Titán de los tiempos humanos, el calendario, las estaciones, etc. (no confundir con Khronos). Es el padre de Zeus, Poseidón y Hades, pero estos le derrotaron arrojándole en pedazos al Tartaro junto a los otros Titanes, para gobernar en el Olimpo

Hechos dignos de mención:

  • Artemisa es a menudo asociada con la luna, aunque Selene es la diosa de la luna.
  • Apolo es a menudo asociado con el sol, aunque Helios es el dios del sol.
ZEUS

En la mitología griega Zeus (en griego antiguo Ζεύς, Zeús) es el rey de los dioses olímpicos, gobernante del monte Olimpo y dios del cielo y el trueno. Sus atributos incluyen el rayo, el águila, el toro y el roble. Además de su herencia indoeuropea, el clásico Zeus «amontonador de nubes» también obtuvo ciertos rasgos iconográficos de culturas del antiguo Oriente Próximo, como el cetro. Zeus fue frecuentemente representado por los artistas griegos en dos poses: de pie, avanzando con un rayo levantado en su mano derecha, y sentado majestuosamente.

Hijo de Cronos y Rea, era el más joven de sus descendientes. En la mayoría de las tradiciones aparece casado con Hera, aunque en el oráculo de Dódona su esposa era Dione, con quien según la Ilíada fue padre de Afrodita. Es conocido por sus numerosas aventuras y amantes, fruto de las cuales fueron muchas deidades y héroes, incluyendo Atenea, Apolo y Artemisa, Hermes, Perséfone, Dioniso, Perseo, Heracles, Helena, Minos y las Musas. Con Hera suele decirse que fue padre de Ares, Hebe, Ilitía, Eris y Hefesto.[1]

Su equivalente en la mitología romana era Júpiter y en la etrusca Tinia. En la mitología hindú equivale a Indra, con quien comparte incluso el rayo como arma.

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Culto

Cultos panhelénicos

El principal centro donde los griegos se reunían para rendir honores al rey de sus dioses era Olimpia. El festival cuatrienal que se celebraba allí incluía los famosos Juegos. Había también un altar dedicado a Zeus construido no de piedra, sino de ceniza, procedente de los restos acumulados durante muchos siglos de animales sacrificados allí.

Aparte de los principales santuarios situados entre poleis, no había formas de culto a Zeus que compartiese todo el mundo griego. La mayoría de los títulos enumerados más abajo, por ejemplo, podían encontrarse en ciertos templos griegos desde Asia Menor hasta Sicilia. Determinados rituales se celebraban de la misma forma también: sacrificar un animal blanco sobre un altar elevado, por nombrar uno.

Zeus colosal sentado de Gaza, período romano (Museo Arqueológico de Estambul).

Historia

Zeus, poéticamente llamado con el vocativo Zeu pater (‘Zeus padre’), es una continuación de *Di̯ēus, el dios protoindoeuropeo del cielo diurno, también llamado *Di̯eus ph2tēr (‘Padre Cielo’).[2] El dios es conocido bajo este nombre en védico (comp. Dyaus/Dyaus Pita), latín (comp. Júpiter, de Iuppiter, derivado del vocativo PIE *dyeu-ph2tēr),[3] derivado de la forma básica *dyeu- (‘brillar’),[2] y en la mitología germana y nórdica (comp. *Tīwaz > AAA Ziu, nórdico antiguo Týr), junto con el latín deus, dīvus y Dis (una variante de dīves),[4] del sustantivo relacionado *deiwos.[4] Para los griegos y romanos, el dios del cielo era también el dios supremo, mientras que esta función era desempeñada por Odín entre las tribus germánicas, por lo que no identificaban a Zeus/Júpiter con Tyr ni con Odín, sino con Thor (Þórr). Zeus es la única deidad del panteón olímpico cuyo nombre tiene una etimología indoeuropea tan transparente.[5]

Papel y epítetos

Zeus desempeñaba un papel dominante, presidiendo el panteón olímpico de la Grecia Antigua. Engendró a muchos de los héroes y heroínas (véase una lista al final del artículo) y participaba en muchas de sus historias. Aunque el «recolector de nubes» homérico era el dios del cielo y el trueno como sus equivalentes de Oriente Próximo, era también el artificio cultural supremo. En algunos sentidos, era para los griegos la encarnación de sus creencias religiosas y la deidad arquetípica.

Además de los epítetos locales que simplemente designaban al dios haciendo algo concreto en algún lugar particular, los epítetos o títulos a él aplicados enfatizaban diferentes aspectos de su amplísima autoridad:

  • Olimpio enfatizaba el reinado de Zeus sobre los dioses y sobre el festival panhelénico en Olimpia.
  • Un título relacionado era Panhelenio (‘de todos los helenos’), a quien estaba dedicado el famoso templo de Éaco en Egina.
  • Como Xenios, Zeus era el patrón de la hospitalidad y los invitados, presto a vengar cualquier injusticia cometida contra un extraño (xenós).
  • Como Horkios, era el vigilante de los juramentos. A los mentirosos que eran descubiertos se les hacía dedicar una estatua a Zeus, con frecuencia en el santuario de Olimpia.
  • Como Agoreo, Zeus vigilaba los negocios en el ágora, y castigaba a los comerciantes deshonestos.
  • Como Egidoco (Αἰγιδοὓχος) o Egioco (Αἰγίοχος), era el portador de la égida con la que infundía terror al impío y sus enemigos.[6] Otros derivan este epíteto de αίξ (‘cabra’) y οχή, tomándolo como una alusión a la leyenda de Zeus mamando del pecho de Amaltea.[7] [8]
  • Como Meiliquios (‘amable’, ‘melifluo’ o ‘meloso’) subsumió un arcaico daimon ctónico apaciguado en Atenas.
  • Como Tallaios (‘solar’) fue adorado en Creta.
Véase también: Epíteto homérico

Algunos cultos locales

Además de los títulos y conceptos panhelénicos enumerados anteriormente, los cultos locales mantuvieron sus propias ideas idiosincrásicas sobre el rey de los dioses y los hombres. A continuación se enumeran algunas de ellas:

  • Con el epíteto Etneo fue adorado en el Etna, donde hubo una estatua suya y se celebraba en su honor una fiesta local llamada Etnea.[9]
  • Como Eneio o Enosio fue adorado en la isla de Cefalonia, donde tuvo un templo en el monte Enos.[10]
  • Como Agamenón fue adorado en Esparta. Eustacio cree que el dios derivó este nombre del parecido entre él y Agamenón, mientras otros creen que es un simple epíteto que significa ‘el eterno’, de ἀγὰν y μένων.[11]

Zeus cretense

Con una excepción, los griegos reconocían unánimemente a Creta como lugar de nacimiento de Zeus. La cultura minoica contribuyó esencialmente a la antigua religión griega: «por un centenar de canales la vieja civilización se vació en la nueva», señaló Will Durant,[12] y el Zeus cretense retuvo sus características juveniles minoicas. El hijo local de la Gran Madre, «una deidad pequeña e inferior que asumió los papeles de hijo y consorte»,[13] cuyo nombre minoico los griegos helenizaron como Velcanos, fue en su momento asumido como epíteto por Zeus, como ocurrió en muchos otros lugares, y pasó a ser venerado en Creta como Zeus Velcanos, el «Zeus-niño», a menudo simplemente Kurós.

En Creta, Zeus fue adorado en una serie de cuevas en Cnosos, Ida y Palaicastro. En la época helenística se fundó un pequeño santuario dedicado a Zeus Velcanos en el yacimiento de Hagia Triada. Monedas aproximadamente contemporáneas de Festos muestran la forma bajo la que fue adorado: un joven sentado entre las ramas de un árbol, con un gallo sobre las rodillas.[14] En otras monedas cretenses Velcanos es representado como un águila y junto a una diosa celebrando un matrimonio místico.[15] Inscripciones en Gortina y Licto registran una fiesta Velcania, demostrando que Velchanios fue aún ampliamente venerado en la Creta helénica.[16]

Las historias de Minos y Epiménides sugieren que estas cuevas fueron alguna vez usadas para la adivinación incubadora por reyes y sacerdotes. El escenario dramático de las Leyes de Platón está en la ruta de peregrinaje a uno de estos sitios, enfatizando el conocimiento arcaico de Creta. Allí Zeus fue representado en el arte como un joven de largos cabellos en lugar de como un adulto maduro, y en los himnos se apelaba a él como ho megas kurós, ‘el gran joven’. Estatuíllas de marfil del «niño divino» fueron desenterradas cerca del laberinto de Cnosos por sir Arthur Evans.[17] Junto con los Curetes, un grupo de extáticos bailarines armados, Zeus presidía el riguroso entrenamiento militar y atlético y los ritos secretos de la paideia cretense.

El mito de la muerte del Zeus cretense, localizado en varios yacimientos montañosos aunque mencionado solo en una fuente relativamente tardía, Calímaco,[18] junto con la afirmación de Antonino Liberal de que un fuego se encendía anualmente desde la cueva de nacimiento que el infante compartió con un enjambre mítico de abejas, sugiere que Velcanos había sido un espíritu vegetativo anual.[19]

El escritor heleno Evémero aparentemente propuso la teoría de que Zeus había sido en realidad un gran rey de Creta y que su gloria le habría lentamente transformado tras su muerte en una deidad. Las obras de Evémero no se han conservado, pero los escritores patrísticos cristianos asumieron la sugerencia con entusiasmo.

Zeus Liceo en Arcadia

Artículo principal: Liceas

El epíteto Liceo (Lykaios, ‘lobuno’) es asumido por Zeus sólo en relación con las fiestas arcaicas de las Liceas en las faldas del monte Liceo, el pico más alto de Arcadia. Zeus tenía sólo una relación formal[20] con los rituales y mitos de este primitivo rito de paso, con una antigua amenaza de canibalismo y la posibilidad de una transformación en hombre lobo de los efebos que participaban.[21] Cerca del antiguo montón de cenizas donde los sacrificios se celebraban[22] había un recinto prohibido donde, supuestamente, ninguna sombra era jamás proyectada.[23] Según Platón,[24] cierto clan se reuniría en la montaña para realizar un sacrificio cada nueve años a Zeus Liceo, y mezclarían un único trozo de entrañas humanas con las del animal. Se decía que quien comía la carne humana se transformaba en un lobo, y sólo podía recuperar su forma original si no volvía a comer carne humana hasta que hubiese terminado el siguiente ciclo de nueve años. Hubo juegos relacionados con las Liceas, retirados en el siglo IV a. C. a la primera urbanización de Arcadia, Megalópolis, donde un templo principal fue dedicado a Zeus Liceo.

Zeus subterráneo

Aunque la etimología indica que Zeus era originalmente un dios del cielo, muchas ciudades griegas honraban a un Zeus local que vivía bajo tierra. Los atenienses y sicilianos adoraban a Zeus Meiliquios, mientras otras ciudades tenían a Zeus Ctonio (‘terroso’), Catactonio (‘bajo tierra’) y Plusio (‘dador de riquezas’). Estas deidades podían ser representadas como serpientes o con forma humana en el arte, o de ambas maneras juntas para mayor énfasis. También recibían ofrendas de víctimas animales negras en pozos hundidos, como se hacía con deidades ctónicas como Perséfone y Deméter, y también con los héroes en sus tumbas. Los dioses olímpicos, por el contrario, recibían normalmente sacrificios de víctimas blancas sobre altares elevados.

En algunos casos, las ciudades no estaban completamente seguras de si el daimon para quien realizaban el sacrificio era un héroe o un Zeus subterráneo. De ahí que el altar en Lebadea en Beocia pudiera corresponder al héroe Trofonio o a Zeus Trofonio (‘el criador’), según se consulte a Pausanias o a Estrabón. El héroe Anfiarao era adorado como Zeus Anfiarao en Oropo, a las afueras de Tebas, y los espartanos tenían incluso un altar a Zeus Agamenón.

La emblemática vara arcaica con cabeza de águila sobrevivió en el periodo clásico: Zeus servido por Ganimedes en una crátera ática (c. 490–480 a. C.).

Oráculos de Zeus

Aunque la mayoría de los oráculos solían estar dedicados a Apolo, los héroes o diversas diosas como Temis, algunos lugares oraculares fueron dedicados a Zeus.

El oráculo de Dódona

El culto a Zeus en el Oráculo de Dódona en Epiro, donde hay evidencias de actividad religiosa a partir del II milenio a. C., tenía su centro en un roble sagrado. Cuando la Odisea fue compuesta (sobre el 750 a. C.), las profecías eran realizadas por sacerdotes descalzos llamados Selloi, que yacían en el suelo y observaban el susurro de las hojas y las ramas.[25] En la época en la que Heródoto escribió sobre Dódona, las sacerdotisas llamadas peleiades (‘palomas’) habían reemplazado a estos sacerdotes.

En Dódona la consorte de Zeus no era Hera sino la diosa Dione, cuyo nombre es la forma femenina de «Zeus». Su posición como titánide sugiere según algunos que puede haber sido una deidad prehelénica más poderosa, y quizás la ocupante original del oráculo.

El oráculo de Siwa

El oráculo de Amón en el oasis de Siwa en el desierto occidental de Egipto no quedaba dentro de los límites del mundo griego antes de Alejandro Magno, pero aun así tenía gran influencia en los griegos durante la era arcaica: Heródoto menciona consultas a Zeus Amón en su relato de las Guerras Médicas. Zeus Amón era especialmente honrado en Esparta, donde existía un templo dedicado a él en la época de la Guerra del Peloponeso.[26]

Después de que Alejandro hiciese una incursión en el desierto para consultar el oráculo de Siwa, surgió el personaje de la sibila libia.

Zeus y los dioses extranjeros

Zeus era equivalente al dios romano Júpiter y estaba asociado en la imaginación sincrética clásica (véase interpretatio graeca) con algunos otros dioses, tales como el egipcio Amón y el etrusco Tinia. Junto con Dioniso, Zeus absorbió el papel del dios jefe frigio Sabacio en la deidad sincrética conocida en Roma como Sabazius.

Zeus en la mitología

Nacimiento

Cronos fue padre de varios hijos con Rea: Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón, pero se los tragó tan pronto como nacieron, ya que Gea y Urano le habían revelado que estaba destinado a ser derrocado por su propio hijo, tal como él había destronado a su padre. Pero cuando Zeus estaba a punto de nacer, Rea pidió consejo a Gea para urdir un plan que le salvara, y así Crono tuviera el justo castigo a sus actos contra Urano y contra sus propios hijos. Rea se escondió en la isla de Creta, donde dio a luz a Zeus. Luego engañó a Crono, dándole una piedra envuelta en pañales que éste tragó en seguida sin desconfiar.

Infancia

Rea escondió a Zeus en una cueva del monte Ida en Creta. Según diversas versiones de esta historia, Zeus fue criado:

  1. Por Gea.
  2. Por una cabra llamada Amaltea, mientras una compañía de Curetes o Coribantes (soldados o dioses menores) bailaba, gritaba y daba palmadas para hacer ruido y que Crono no oyese los llantos del niño. (Véase cornucopia.)
  3. Por una ninfa llamada Adamantea. Puesto que Crono gobernaba la tierra, los cielos y el mar, ella le escondió colgándole con una cuerda de un árbol, de forma que quedaba suspendido entre la tierra, el mar y el cielo, siendo pues invisible a su padre.
  4. Por una ninfa llamada Cinosura. En agradecimiento, Zeus la subió entre las estrellas tras su muerte.
  5. Por Melisa, quien lo alimentó con leche de cabra y miel.
  6. Por una familia de pastores bajo la promesa de que sus ovejas estarían a salvo de los lobos.

Zeus se convierte en rey de los dioses

Cabeza laureada de Zeus en un tetradracma griego, Lámpsaco, c. 360–340 a. C. (Cabinet des Médailles).

Tras hacerse adulto, Zeus obligó a Crono a regurgitar primero la piedra (que se le dejó a Pitón bajo las cañadas del Parnaso como señal a los hombres mortales, el Ónfalos) y después a sus hermanos en orden inverso al que los había tragado. En algunas versiones, Metis le dio a Crono un emético para obligarle a vomitar los bebés, y en otras Zeus abrió el estómago de Crono. Entonces Zeus liberó a los hermanos de Crono, los Hecatónquiros y los Cíclopes, de su mazmorra en el Tártaro y mató a su guardiana, Campe. Como muestra de agradecimiento, los Cíclopes le dieron el trueno, el rayo o el relámpago, que habían sido previamente escondidos por Gea. En una guerra llamada la Titanomaquia, Zeus y sus hermanos y hermanas junto con los Hecatónquiros y Cíclopes, derrocaron a Crono y a los otros Titanes, que fueron encerrados en el Tártaro, un lugar húmedo, lúgubre, frío y neblinoso en lo más profundo de la Tierra y allí quedaron custodiados por los Hecatónquiros. Atlas, uno de los titanes que luchó contra Zeus, fue castigado a sostener la bóveda celeste.

Tras la batalla con los Titanes, Zeus se repartió el mundo con sus hermanos mayores, Poseidón y Hades, echándoselo a suertes: Zeus consiguió el cielo y el aire, Poseidón las aguas y Hades el mundo de los muertos (el inframundo). La antigua tierra, Gea, no podía ser reclamada y quedó bajo el dominio de los tres según sus capacidades, lo que explica por qué Poseidón era el dios de los terremotos y Hades reclamaba a los humanos que morían.

Gea estaba resentida por cómo Zeus había tratado a los Titanes, porque eran sus hijos. Poco después de subir al trono como rey de los dioses, Zeus tuvo que luchar con otros hijos de Gea, los monstruos Tifón y Equidna. Zeus derrotó a Tifón atrapándole bajo una montaña, pero dejó a Equidna y a sus hijos con vida como desafío para futuros héroes.

Zeus y Hera

Artículo principal: Hera

Zeus era hermano y marido de Hera, con quien tuvo a Ares, Hebe y Hefesto, aunque algunas fuentes dicen que Hera tuvo a estos hijos sola. Algunos autores incluyen a Ilitía y Eris como hijas suyas. Zeus es famoso por sus conquistas de muchas mujeres mortales —entre las que destacan Sémele, Alcmena, Ío, Europa y Leda— y ninfas, de las que nacieron los fundadores de muchas dinastías helénicas. La mitografía olímpica recoge incluso uniones con las diosas Leto, Deméter, Dione y Maya.

Muchos mitos muestran a una Hera muy celosa de estas conquistas amorosas, y enemiga sistemática de todas las amantes de Zeus y de los hijos que tenían con él. Durante un tiempo, una ninfa llamada Eco tuvo el trabajo de distraer a Hera de estas aventuras hablándole incesantemente. Cuando Hera descubrió el engaño, maldijo a Eco a pronunciar sólo las palabras de los demás.

Hera también se representa despreciando profundamente a Ganimedes, un muchacho troyano a quien Zeus llevó al Olimpo para ser copero de los dioses, además de erómeno suyo.

Raptos

Los llamados «raptos» (en realidad violaciones) de Zeus no eran aventuras amorosas sino sucesos míticos que se sucedían en los cultos locales a ninfas del agua o los bosques, que eran suplantadas por el orden patrilineal olímpico imperante, provocando una revolución cultural, social y religiosa, o al menos una reforma radical de las creencias antiguas y una lectura reinterpretada de la prácticas religiosas establecidas.

Resulta notable que ninguno de estos raptos involucrase a las diosas olímpicas. Zeus solía engendrar con la ninfa el progenitor epónimo de una estirpe de reyes que sobreviviría hasta épocas heroicas o históricas arcaicas. En muchos casos Hera, la «celosa» diosa que representaba las tradiciones religiosas conservadoras, se vengaba atrozmente de la desleal «desertora», quien sucumbía al nuevo orden (véase Ío, etcétera). Cuando la raptada era humana, su madre era siempre una ninfa o semidiosa.

Consortes y descendencia

Deidades Mortales, ninfas u otras Madre desconocida Amantes masculinos
* Las diversas fuentes griegas afirman que eran hijas de Zeus y de la titánide Temis o de seres primordiales como Nix, Caos o Ananké.

Miscelánea

Estatua de Zeus en Olimpia, esculpida por Fidias.
  • Tenía una vena justiciera cuyos mejores ejemplos quizás sean la ayuda que prestó a Atreo y la ejecución de Capaneo por su desmedida arrogancia. Era también el protector de los extranjeros y viajeros frente a aquellos de los que podían ser víctimas.
  • Convirtió a Pandáreo en piedra por robar el perro dorado que le cuidó de niño en la sagrada cueva dictea de Creta.
  • Mató a Salmoneo con un rayo por intentar imitarle, montando en un carro de bronce e imitando el ruido de truenos.
  • Transformó a Perifas en un águila tras su muerte, como recompensa por haber sido recto y justo.
  • Por rehusar asistir a su boda con Hera, transformó a la ninfa Quelona en tortuga.
  • Con Hera, convirtió a los reyes de Tracia Hemo y Ródope en montañas (los Balcanes o Stara Planina y las montañas Ródope, respectivamente) por su vanidad.
  • Condenó a Tántalo a tortura eterna en el Tártaro por intentar engañar a los dioses para que comiesen la carne de su hijo descuartizado.
  • Condenó a Ixión a ser atado a una rueda ardiente por toda la eternidad por intentar violar a Hera.
  • Hundió a los Telquines en el mar por arrasar la tierra con su cruel magia.
  • Cegó al vidente Fineo y envió a las Harpías a perseguirle como castigo por revelar los secretos de los dioses.
  • Recompensó a Tiresias con una vida el triple de longeva por fallar a su favor cuando Hera y él cuestionaron qué sexo obtenía más placer al hacer el amor.
  • Castigó a Hera colgándola del cielo por los dedos de los pies por intentar ahogar a Heracles con una tormenta.
  • De niño tuvo un amigo llamado Celmis. Muchos años después, Rea se sintió ofendida por las payasadas de Celmis y pidió a Zeus que le convirtiera en un trozo de acero o diamante. Zeus así lo hizo.[27]
  • Tomó la decisión de casar a Afrodita con Hefesto para evitar disputas por ella entre los muchos dioses que deseaban a la diosa de la belleza.
  • De los muchos hijos que engendró, Heracles es a menudo descrito como su favorito. Cuando una tribu de Gigantes ctónicos amenazaron el Olimpo y el oráculo de Delfos decretó que sólo los esfuerzos conjuntos de un mortal y un dios los detendrían, Zeus eligió a Heracles para luchar a su lado, derrotando así a los monstruos.
  • Tras la muerte de Memnón, se apiadó de las lágrimas de su madre, Eos, y le concedió la inmortalidad.
  • Atenea ha sido llamada a veces su hija favorita.
  • Su pájaro sagrado era el águila dorada, que mantenía a su lado todo el tiempo. Como él, el águila era un símbolo de fuerza, coraje y justicia.
  • Su árbol favorito era el roble, símbolo de fuerza. También le eran consagrados los olivos.
  • Zelo, Niké, Cratos y Bía formaban su séquito.
  • En los antiguos juegos olímpicos, era el principal dios a alabar.
  • Zeus condenó a Prometeo a que un águila gigante comiese su hígado cada día por dar las llamas del Olimpo a los mortales.
  • Convirtió a Atalanta en una leona.

Hera

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Para otros usos de este término, véase Hera de Samos y (103) Hera.
La Hera Campana. Copia romana en mármol del original griego, siglo II (?).

En el panteón olímpico de la mitología griega clásica, Hera (en griego antiguoático— Ἧρα Hêra, en jónico y griego homérico Ἧρη Hêrê) era la esposa y hermana mayor de Zeus. Su principal función era presidir como diosa de los nacimientos y el matrimonio. Su equivalente en la mitología romana era Juno. Hera, queriendo dar un buen ejemplo a los dioses y mortales, eligió la vaca como uno de sus emblemas, porque son los animales más maternales. No queriendo ser vista tan simple como la vaca, también eligió al pavo real y el león.[1]

Hera era hija de Rea y Crono, y fue tragada al nacer por éste debido a una profecía sobre que uno de sus hijos le arrebataría el trono. Zeus se salvó gracias a un plan urdido por Rea y Gea: la primera envolvió una piedra en pañales y se la dio a Crono en su lugar. Mientras tanto, Zeus fue llevado a una cueva en Creta. Más tarde Rea dio a Crono un hierba que según le dijo le haría completamente invencible, pero en realidad le hizo regurgitar a los otros cinco olímpicos: Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón, así como la piedra. Cuando Zeus creció, desterró a Crono al Tártaro, la sima más profunda del inframundo, pues los Titanes eran inmortales y no podía matárseles.

Se representa a Hera majestuosa y solemne, a menudo en el trono y coronada con el polos (una alta corona cilíndrica usada por varias de las Grandes Diosas), pudiendo llevar en su mano la granada, símbolo de la fértil sangre y la muerte, y sustituto de la cápsula narcótica de la amapola.[2] El investigador Walter Burkert escribió en Religión griega: «Sin embargo, hay registros de una representación anterior sin iconos, como una columna en Argos y una tabla en Samos.»[3]

Hera fue muy conocida por su naturaleza celosa y vengativa, principalmente contra las amantes y la descendencia de Zeus, pero también contra los mortales con los que se cruzaba, como Pelias. Paris, quien la ofendió al elegir a Afrodita como la diosa más bella, se ganó así su odio.

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Etimología

Así comienza la sección sobre Hera en la Mitología griega de Walter Burkert: «El nombre de Hera, la reina de los dioses, admite una variedad de etimologías mutuamente exclusivas; una posibilidad es relacionarlo con hora, ‘estación’, e interpretarlo como listo para el matrimonio.»[3] En una nota, registra los argumentos de otros investigadores «sobre el significado ‘Señora’ como femenino de Heros, ‘Señor’.» John Chadwick, un descifrador del lineal B, señala que «su nombre puede estar relacionado con hērōs, ‘héroe’, pero esto no es de ayuda, ya que también es etimológicamente obscuro.»[4] A. J. van Windekens[5] propone el significado ‘ternera’, que es consonante con su frecuente epíteto βοῶπις boôpis, ‘con ojos de vaca’. E-ra aparece en tablillas micénicas.

Culto

Templo de Hera en Agrigento, Magna Grecia.

Hera fue especialmente adorada, como ‘Hera Argiva’ (Hera Argeia), en su santuario situado entre las antiguas ciudades-estado micénicas de Argos y Micenas,[6] donde se celebraban en su honor unos festivales, las Hereas. «Tres son las ciudades que más quiero», declaraba la diosa celestial de ojos de buey:[7] «Argos, Esparta y Micenas, la de anchas calles.» Su otro centro principal de culto estaba en la isla de Samos. Había también templos dedicados a Hera en Olimpia, Corinto, Tirinto, Peracora y la sagrada isla de Delos. En la Magna Grecia se construyeron dos templos dóricos a Hera, sobre el 500 a. C. y el 450 a. C. El templo durante mucho tiempo llamado «Templo de Poseidón» en el grupo de Paestum fue identificado en los años 1950 como un segundo templo de Hera.[8]

Los altares griegos de la época clásica estaban siempre al aire libre. Hera puede haber sido la primera a quien se dedicó un santuario en un templo cerrado con techo, en Samos sobre el 800 a. C. (Posteriormente reemplazado por el Hereo, uno de los mayores templos griegos de la historia.) Se construyeron muchos templos en ese lugar, por lo que las evidencias son confusas en cierta medida y las dataciones arqueológicas inciertas. Sabemos que el templo creado por el escultor y arquitecto Roico fue destruido entre 570 y el 560 a. C., siendo reemplazado por el templo de Polícrates entre el 540 y el 530 a. C. En uno de estos templos hubo un bosque de 155 columnas. Tampoco hay evidencias de losas en este templo, lo que sugiere que nunca fue finalizado o que estuvo abierto al aire.

Santuarios más antiguos, cuya dedicación es menos segura, eran del tipo micénico llamado «casas santuario».[9] Las excavaciones de Samos han descubierto ofrendas votivas, muchas de ellas de finales de los siglos VIII y VII a. C., revelando que Hera no fue simplemente una diosa griega local del Egeo: el museo de Samos contiene figuras de dioses, rogativos y otras ofrendas votivas procedentes de Armenia, Babilonia, Irán, Asiria y Egipto, testimonio de la reputación que este santuario de Hera disfrutó y de la gran afluencia de peregrinos. Comparado con esta poderosa diosa, que también poseyó el templo más antiguo de Olimpia y dos de los grandes templos de los siglos VI y V a. C. de Paestum, el termagant de Homero y los mitos es una «figura casi cómica», según Burkert.[10]

En Eubea se celebraba en ciclos de sesenta años el festival de la gran Daedala, consagrado a Hera.

Importancia antigua de Hera

Tanto Hera como Deméter tenían muchos atributos característicos de la antigua Gran Diosa.[11] La diosa minoica representada en sellos y otros restos, a quien los griegos llamaban Potnia Theron, ‘Señora de los Animales’, muchos de cuyos atributos fueron luego también absorbidos por Artemisa, parece haber sido un tipo de diosa madre, pues en algunas representaciones amamanta a los animales que tiene en brazos. A veces este papel delegado es tan claro como puede hacerlo una simple sustitución. De acuerdo con el himno homérico III a Apolo Delio, Hera retuvo a Ilitía para evitar que Leto se pusiese de parto, pues el padre de los hijos que iba a tener, Artemisa y Apolo, era Zeus. Las demás diosas presentes en el parto en Delos enviaron a Iris a buscarla. En cuanto puso un pie en la isla empezó el divino nacimiento. En el mito del nacimiento de Heracles, es la propia Hera quien se sienta a la puerta, retrasando el parto de Heracles hasta que su protegido, Euristeo, nace primero.

La importancia de Hera en el periodo más arcaico queda atestiguada por el gran número de edificaciones erigidas en su honor. Los templos de Hera en los dos centros principales de su culto, el Hereo de Samos y el Hereo de Argos en la Argólida, fueron los primeros templos monumentales construidos por los griegos, en el siglo VIII a. C.

El himno homérico a Apolo Pitio hace al monstruo Tifón descendiente de la Hera arcaica en su forma minoica, producido por sí misma, como una versión monstruosa de Hefesto, y nacido en una cueva de Cilicia.[12] Hera dio la criatura a Gea para que la criase.

En Olimpia, la imagen de culto tradicional de Hera era más antigua que la imagen guerrera de Zeus que la acompañaba. Homero describía su delicada relación con Zeus en la Ilíada, en la que Hera declara a Zeus: «También yo soy una deidad, nuestro linaje es el mismo y el artero Crono engendróme la más venerable, por mi abolengo y por llevar el nombre de esposa tuya, de ti que reinas sobre los inmortales todos.»[7] Aunque Zeus es a menudo llamado Zeus Hereo (‘consorte de Hera’), el tratamiento que Homero le dispensa es poco respetuoso, y en posteriores versiones anecdóticas de los mitos (ver más abajo) Hera aparecía dedicando la mayor parte de su tiempo a tramar venganzas contra las ninfas seducidas por su marido, pues defendía todas las antiguas reglas correctas de la sociedad y hermandad femenina helenas.

Posible matriarcado

Ha habido considerables investigaciones, desde las de Johann Jakob Bachofen a mediados del siglo XIX,[13] sobre la posibilidad de que Hera, cuya primitiva importancia en la religión griega está firmemente establecida, fuese originalmente la diosa de un pueblo matriarcal, presumiblemente habitantes de Grecia anteriores a los helenos. Desde este punto de vista, su función como diosa del matrimonio establecía el lazo patriarcal de su propia subordinación: su resistencia a las conquistas de Zeus se presenta como «celos» y forma el tema principal de las anécdotas literarias que recortaron su antiguo culto.[14]

Emblemas de la presencia de Hera

Copia romana de una Hera griega del siglo V del tipo «Hera Barberini» (Museo Chiaramonti).

En la imaginería helenística, la carreta de Hera era tirada por pavos reales, pájaros desconocidos para los griegos antes de las conquistas de Alejandro Magno, cuyo tutor, Aristóteles, alude a ellos como «pájaros persas». El motivo del pavo real resurgió en la iconografía renacentista que unificó a Hera y Juno, y en la que se centraron los pintores europeos.[15] Un pájaro que había sido asociado con Hera en un nivel arcaico, donde la mayoría de las diosas egeas estaban relacionadas con «su» pájaro, era el cuco, que aparece en fragmentos mitológicos acerca del primer cortejo de una virginal Hera por parte de Zeus.

Su asociación arcaica era principalmente con el ganado, como una Diosa Vaca que fue especialmente venerada en la «rica en ganado» Eubea. En Chipre, se han hallado yacimientos arqueológicos muy antiguos conteniendo cráneos de toro que fueron adaptados para ser usados como máscaras (véase «toro sagrado»). Su familiar epíteto homérico βοῶπις boôpis se traduce siempre como ‘con ojos de vaca’, pues, como los griegos clásicos, rechazamos su otra traducción natural como ‘con cara de vaca’ o al menos ‘de aspecto vacuno’. Una Hera con cabeza de vaca, como un Minotauro, estaría reñida con la imagen maternal del periodo clásico posterior. A este respecto, Hera tiene cierto parecido a la antigua deidad egipcia Hathor, una diosa maternal relacionada con el ganado.

La granada, un antiguo emblema de la Gran Diosa, permaneció como símbolo de Hera: muchas de las granadas votivas y cápsulas de amapola recuperadas en Samos están hechas de marfil, que sobrevive al enterramiento mejor que la madera, de las que debieron estar hechas las más comunes. Como todas las diosas, Hera puede ser representada llevando una diadema y un velo.

Epítetos

Además del ya mencionado boôpis, Hera ostentó varios otros epítetos en la tradición mitológica, como thea leukôlenos (θεὰ λευκώλενος, ‘diosa de brazos blancos’), chrysothronos (χρυσόθρονος, ‘la del trono dorado’) y eukomos (‘hermosos cabellos’). Otros fueron aigofagos, ‘comedora de cabras’, bajo el que fue adorada por los lacedemonios[16] y aléxandros (αλέξανδρος, ‘la que salva al guerrero’), como fue adorada en Sición.[17] [18]

Hera y sus hijos

Hera preside sobre los correctos preparativos del matrimonio y es el arquetipo de la unión en el lecho nupcial, pero no destaca como madre. Los legítimos descendientes de su unión con Zeus son Ares (dios de la guerra), Hebe (diosa de la juventud), Eris (diosa de la discordia) e Ilitía (diosa de los partos). Hera estaba celosa de que Zeus alumbrase a Atenea sin recurrir a ella (en realidad con Metis), así que engendró a Hefesto sin él. Hera estuvo entonces disgustada con la fealdad de Hefesto y lo expulsó del Olimpo. Según otra versión alternativa, Hera dio a luz sola a todos los hijos normalmente atribuidos a Zeus y a ella juntos, golpeando su mano contra el suelo, un acto solemne para los griegos.

Hefesto se vengó de Hera por haberle rechazado haciendo un trono mágico para ella que, cuando se sentó, no le dejaba levantarse de él. Los demás dioses rogaron a Hefesto que volviese al Olimpo para liberarla pero éste se negó repetidamente. Dioniso le emborrachó y le llevó de vuelta al Olimpo a lomos de una mula. Hefesto liberó a Hera tras recibir a Afrodita por esposa.

Hera, la némesis de Heracles

Hera fue la madrastra y enemiga de Heracles, quien fue llamado ‘gloria de Hera’[19] en su honor. Heracles es el héroe que, más incluso que Perseo, Cadmo o Teseo, introdujo los hábitos olímpicos en Grecia.[2] Cuando Alcmena estaba embarazada de Heracles, Hera intentó evitar que éste naciera atando las piernas de Alcmena en nudos. Sus planes fueron frustrados por Galantis, la sierva de Alcmena, quien dijo a Hera que ya había traído el niño al mundo. Hera la transformó en una comadreja.

Heracles estrangulando las serpientes enviadas por Hera, stamnos ática de figuras rojas, c. 480–470 a. C. De Vulci, Etruria.

Cuando Heracles era aún un infante, Hera envió dos serpientes para matarlo mientras dormía en su cuna. Heracles estranguló una serpiente con cada mano y su niñera le halló divirtiéndose con sus cuerpos flácidos como si fueran juguetes. Esta anécdota[20] parte de una representación del héroe asiendo una serpiente en cada mano, justo como las familiares diosas minoicas habían hecho alguna vez. «La imagen de un niño divino entre dos serpientes puede haber sido muy familiar para los tebanos, que adoraban a los Cabiros, aunque no era representada como una primera hazaña de un héroe.»[21]

Un relato del origen de la Vía Láctea cuenta que Zeus había engañado a Hera para que amamantase al infante Heracles. Al descubrir quién era éste, lo retiró de su pecho, y un chorro de su leche formó la mancha que cruza el cielo. Los etruscos representaban a un Heracles adulto y barbudo al pecho de Hera; sin embargo, esto puede aludir a su adopción por ella cuando Heracles se volvió inmortal. Heracles le había herido antes gravemente en el pecho.

Algunos mitos sostienen que Hera se hizo amiga de Heracles por salvarla de un gigante que intentó violarla, y que incluso le dio a su hija Hebe como prometida. Cualquiera que fuese el mito fabricado para explicar una representación arcaica de Heracles como ‘hombre de Hera’, se consideró adecuado para los constructores del Hereo en Paestum, que representaron las hazañas de Heracles en bajorrelieves.[22]

Los doce trabajos

Hera encargó a Heracles trabajar para el rey Euristeo de Micenas. Intentó hacer casi todos los doce trabajos de Heracles más difíciles de lo que ya eran.

Cuando Heracles luchó con la hidra de Lerna, envió un cangrejo para que le picase los pies con la esperanza de distraerle. Cuando Heracles robó el ganado de Gerión, hirió a Hera en el pecho derecho con una flecha de tres puntas: la herida era incurable y dejó a Hera un dolor constante, como Dione le cuenta a Afrodita en la Ilíada.[23] Luego, Hera envió un tábano para picar a las reses, irritarlas y dispersarlas. Hera provocó entonces una inundación que elevó el nivel de un río tanto que Heracles no podía vadearlo con el ganado. Heracles apiló piedras en el río para hacer el agua menos profunda. Cuando logró llegar a la corte de Euristeo, el ganado fue sacrificado a Hera.

Euristeo también quería sacrificar el toro de Creta a Hera, quien rehusó el sacrificio porque reflejaba la gloria de éste. El toro fue liberado y vagó hasta Maratón, pasando a ser conocido como el toro de Maratón.

La joven Hera

Hera fue más conocida como la diosa matrona, Hera Teleia, pero también presidía sobre los matrimonios. En los mitos y el culto, se conservan referencias fragmentarias y costumbres arcaicas del matrimonio sagrado de Hera y Zeus,[24] y en Platea había una escultura de Calímaco de Hera sentada como una novia, así como la Hera matrona de pie.[25]

Hera también fue adorada como virgen: había una tradición en Estinfalia (Arcadia) según la cual había un altar triple a Hera la Virgen, la Matrona y la Separada (chêra, ‘viuda’ o ‘divorciada’).[26] En la Argólida, el templo de Hera en Hermíone, cerca de Argos, estaba dedicado a Hera la Virgen;[27] y en la fuente de Canato, cerca de Nauplia, Hera renovaba su virginidad anualmente, en ritos de los que no se podía hablar (arrheton).[28]

Los celos de Hera

Eco

Durante mucho tiempo una ninfa llamada Eco tuvo el trabajo de distraer a Hera de las aventuras de Zeus hablándole incesantemente. Otras dos versiones afirman que Hera estaba siempre entretenida por la charla de Eco o que ésta la engañó contándole que Zeus estaba esperándola en el Olimpo. Cuando Hera descubrió el engaño, maldijo a Eco a pronunciar sólo las palabras de los demás (de ahí nuestra palabra moderna «eco»).

Leto, Artemisa y Apolo

Cuando Hera descubrió que Leto estaba embarazada y que su marido, Zeus, era el padre, prohibió que Leto diera a luz en terra firma, es decir, el continente o cualquier isla del mar. Leto encontró la isla flotante de Delos, que estaba rodeada de cisnes. La isla no era el continente ni una isla real, y allí pudo dar a luz. Como gesto de gratitud, Delos fue sujetada con cuatro pilares. Más tarde la isla fue santificada a Apolo. Alternativamente, Hera secuestró a Ilitía, la diosa de los partos, para evitar que Leto diese a luz. Los demás dioses obligaron a Hera a dejarla ir. De cualquier forma, primero nació Artemisa y ésta ayudó a nacer a Apolo. Algunas versiones dicen que Artemisa ayudó a su madre a dar a luz a Apolo durante nueve días. Otra variante afirma que Artemisa nació un día antes que Apolo, en la isla de Ortigia, y que ayudó a Leto a cruzar el mar hasta Delos el día siguiente para dar a luz a Apolo.[29]

En otra versión, se afirmaba que Hera había enviado a Pitón en persecución de Leto. El viento Aquilón llevó a Leto hasta donde se encontraba Poseidón, que la salvó y cubrió la isla de Ortigia con sus olas mientras Leto daba a luz a Apolo y Artemisa. Más tarde la isla de Ortigia fue llamada Delos y Apolo mató a la serpiente Pitón para vengar los sufrimientos de su madre.[30]

Calisto y Arcas

Hera también aparece en el mito de Calisto y Arcas.

Calisto era una seguidora de Artemisa que hizo voto de permanecer virgen. Pero Zeus se enamoró de ella y se disfrazó de Artemisa para poder atraerla hasta sus brazos. Hera, la esposa de Zeus, convirtió entonces a Calisto en una osa como venganza. Más tarde, el hijo que Calisto tuvo con Zeus, Arcas, estuvo a punto de matarla cuando estaba de cacería, pero Zeus los subió a ambos al cielo como las constelaciones Osa Mayor y Osa Menor.

En una versión alternativa, Calisto era miembro del cortejo de Artemisa y perdió su virginidad con Zeus, quien se había disfrazado de Apolo. Enfurecida, ésta la transformó en oso. El hijo que Calisto había tenido con Zeus, Arcas, estuvo a punto de matarla cuando estaba de cacería, pero Zeus o Artemisa lo detuvo y subió a ambos al cielo como las constelaciones Osa Mayor y Osa Menor.

Y en otra versión alternativa, Artemisa mató deliberadamente a Calisto cuando ésta tenía forma de oso.

Sémele y Dioniso

Cuando Hera supo que Sémele, hija del rey Cadmo de Tebas, estaba embarazada de Zeus, se disfrazó como su niñera y la persuadió para que le pidiese a Zeus que se mostrase en su auténtica forma. Cuando éste se vio obligado a hacerlo, sus rayos y truenos la mataron. Zeus tomó al niño y completó su gestación cosiéndolo a su propio muslo. Otra versión es que Hera convenció a Sémele para obligar a Zeus a mostrarse en su forma real. Desafortunadamente, debía hacer lo que la princesa quería, al haber jurado por Estigia.[31] En otra versión, Dioniso era originalmente el hijo de Zeus con Deméter o Perséfone. Hera envió a sus Titanes a despedazar al niño, de donde fue llamado Zagreo (‘descuartizado’). Zeus, o según la fuente Atenea, Rea o Deméter, rescató el corazón de Dioniso.[32] Zeus usó el corazón para recrear a Dioniso e implantarlo en el vientre de Sémele, de ahí que conocido como «el nacido dos veces». Ciertas versiones insinúan que Zeus le dio a comer el corazón a Sémele para embarazarla.

Véase también el nacimiento de Dioniso para otras variantes de este mito.

Ío

Ío con Zeus, por Giovanni Ambrogio Figino.

Hera estuvo a punto de sorprender a Zeus con su amante la princesa argiva Ío, lo que éste logró evitar convirtiéndola en una hermosa ternera blanca. Sin embargo Hera sospechó el engaño y pidió a Zeus que le diese la ternera como un regalo, a lo que éste no pudo negarse.

Cuando Hera recibió a Ío, la dejó a cargo de Argos Panoptes para mantenerla apartada de Zeus. Éste ordenó entonces a Hermes a matar a Argos, quien disfrazado de pastor logró que todos los cien ojos de Argos cayesen dormidos con historias aburridas, y entonces lo mató de una pedrada, rescatando así a Ío. En la interpolación de Ovidio, cuando Hera supo de la muerte de Argos, tomó sus ojos y los puso en el plumaje del pavo real, lo que explica los dibujos de su cola.[33] Hera envió entonces un tábano[34] para que la picase, obligándola a vagar sin rumbo por el mundo con forma de vaca. Finalmente Ío llegó a los confines del mundo, que los romanos creían que era Egipto, donde se convirtió en sacerdotisa de la diosa egipcia Isis .

Lamia

Lamia era una reina de Libia a quien Zeus amaba. Hera la transformó en un monstruo y mató a sus hijos. O, alternativamente, mató a sus hijos y fue el dolor lo que la convirtió en dicho monstruo. Lamia fue maldecida con la incapacidad de cerrar sus ojos, de forma que siempre estuviese obsesionada con la imagen de sus hijos muertos. Zeus le concedió el don de poder sacarse los ojos para descansar, y luego volver a ponérselos. Lamia sentía envidia de otras madres y devoraba a sus hijos.

Gerana

Gerana era un reina de los pigmeos que alardeaba de ser más bella que Hera. La iracunda diosa la transformó en grulla y decretó que los descendientes de este pájaro estarían eternamente en guerra con el pueblo pigmeo.

Otras historias involucrando a Hera

Hera y Prometeo, tondo de un plato del siglo V de Vulci (Etruria).

Cidipe

Cidipe, una sacerdotisa de Hera, iba de camino a un festival en honor de la diosa. Los bueyes que tiraban de su carro iban retrasados y sus hijos, Bitón y Cleobis, tiraron del carro el camino completo (45 estadios, 8 km). Cidipe quedó impresionada con la devoción hacia ella y su diosa y pidió a Hera que concediera a los niños el mejor regalo que un dios pudiera dar a una persona. Hera ordenó que los hermanos morirían cuando estuviesen dormidos.

Este honor concedido a los niños fue más tarde usado por Solón como prueba cuando trataba de convencer a Creso de que es imposible juzgar la felicidad de una persona hasta que haya muerto tras una vida gozosa.[35]

Tiresias

Tiresias era un sacerdote de Zeus que, de joven, encontró dos serpientes apareándose y las golpeó con un palo. Entonces fue transformado en una mujer. Como mujer, Tiresias se convirtió en sacerdotisa de Hera, se casó y tuvo hijos, incluyendo a Manto. Tras siete años como mujer, Tiresias volvió a encontrar dos serpientes apareándose, las golpeó con su bastón y se convirtió en hombre de nuevo. Zeus y Hera le pidieron que dicidiese la cuestión de con qué sexo, masculino o femenino, experimentaba más placer en sus relaciones sexuales. Zeus afirmaba que era como mujer, y Hera decía que como hombre. Cuando Tiresias estuvo de acuerdo en Zeus, afirmando que la mujer recibe nueve décimos del placer, Hera le cegó. Como Zeus no podía deshacer esta maldición, concedió a Tiresias el don de la profecía. Una versión alternativa y menos conocida de la historia cuenta que Tiresias fue cegado por Atenea tras encontrársela bañándose desnuda. Su madre, Cariclo, rogó a la diosa que deshiciera su maldición, pero Atenea no podía hacerlo y a cambio le concedió el don de la profecía.

Quelona

En la boda de Zeus y Hera, una ninfa llamada Quelona fue irrespetuosa (o rehusó servir). Zeus la castigó transformándola en tortuga.

Engaño de Zeus

Artículo principal: Engaño de Zeus

Hera, junto con varios de los olímpicos (Apolo, Atenea, Poseidón) intentaron una vez destronar a Zeus y adueñarse del Olimpo. Para eso encadenaron a Zeus a su lecho y alejaron de él su rayo. Mientras discutían quién gobernaría el Olimpo, el centímano Briareo liberó a Zeus, y el dios castigó a los usurpadores. Como castigo ejemplar, colgó a Hera desde el cielo, con sus brazos encadenados a argollas de oro y un yunque atado a cada pie. Los gritos lastimeros de Hera terminaron ablandando el corazón de Zeus, quien la liberó posteriormente.

La Ilíada

Según la Ilíada, durante la Guerra de Troya Diomedes luchó con Héctor y vio a Ares luchando en el bando troyano. Diómedes pidió a sus soldados que se retirasen lentamente. Hera, la madre de Ares, vio la injerencia de éste y pidió permiso a Zeus, su padre, para alejar a Ares del campo de batalla. Hera animó a Diómedes a atacar a Ares y éste arrojó su lanza contra el dios. Atenea guió la lanza hasta el cuerpo de Ares, quien rugió de dolor y huyó al monte Olimpo, lo que obligó a los troyanos a retirarse.

El vellocino de oro

Hera odiaba a Pelias por haber asesinado a Sidero, su madrastra, en un templo consagrado a ella. Manipuló a Jasón y Medea para que matasen a Pelias.

Las metamorfosis

En Tracia, Hera y Zeus convirtieron al rey Hemo y la reina Ródope en montañas,[36] los Balcanes y las montañas Ródope respectivamente, por su hibris al compararse con los propios dioses.


Poseidón

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Para otros usos de este término, véase Poseidón (desambiguación).
Estatua de Neptuno en Bristol (Inglaterra).

En la mitología griega, Poseidón o Posidón (en griego antiguo Ποσειδῶν) era el dios del mar y, como «Agitador de la Tierra», de los terremotos. El nombre del dios marino etrusco Nethuns fue adoptado en latín para Neptuno (Neptunus) en la mitología romana, siendo ambos análogos a Poseidón. Las tablillas en lineal B muestran que Poseidón fue venerado en Pilos y Tebas en la Grecia micénica de finales de la Edad del Bronce, pero fue integrado en el panteón olímpico posterior como hermano de Zeus y Hades. Poseidón tuvo muchos hijos y fue protector de muchas ciudades helenas, aunque perdió el concurso por Atenas contra Atenea. Le fue dedicado un himno homérico.

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Culto

Antiguas Ruinas del templo de Poseidón ubicado en el cabo de Sunión.

Poseidón era un importante dios municipal de varias ciudades: en Atenas, era el segundo en importancia por detrás solo de Atenea, mientras en Corinto y en muchas ciudades de la Magna Grecia era el dios jefe de la polis.

En su aspecto benigno, Poseidón se concebía creando nuevas islas y ofreciendo mares en calma. Cuando se enfadaba o era ignorado, hendía el suelo con su tridente y provocaba manantiales caóticos, terremotos, hundimientos y naufragios.Poseidon era el dios de los caballos, ya que se convertía en caballo para seducir a las mujeres, la deidad del mar y la de los caballos se unieron para crear un sacrificio nuevo en el cual los marineros oraban a Poseidón para tener un viaje seguro, ahogando caballos como sacrificio.

Según Pausanias, Poseidón fue uno de los guardianes del oráculo de Delfos antes de que el olímpico Apolo le sustituyese. Apolo y Poseidón colaboraban estrechamente en muchos ámbitos: en la colonización, por ejemplo, Apolo Délfico daba la autorización para partir y asentarse, mientras Poseidón cuidaba de los colonizadores en su viaje y proporcionaba el agua purificadora para el sacrificio fundacional. En su Anábasis, Jenofonte describe a un grupo de soldados espartanos en 400–399 a. C. cantando un peán a Poseidón, un tipo de himno destinado normalmente a Apolo.

Deidad antigua

Las historias y mitos son muy diversos mayormente en los paises donde la cultura se basa en estos eventos, en la antiguedad la gente basaba su existencia en creencias relacionadas con [deidades] [sobrenaturales].antigua Como Dioniso, que enfervorizaba a las Ménades, Poseidón también provocaba ciertas formas de perturbación mental. Un texto hipocrático de c. 400 a. C., Sobre la enfermedad sagrada, afirma que era considerado culpable de ciertos tipos de epilepsia.

Prehistoria

Fuente de Neptuno en la ciudad de Monterrey, México

El nombre «Poseidón» parece proceder bastante claramente del griego pósis, ‘señor’, ‘marino’, con un elemento -don menos claro, quizá de dea, ‘diosa’. Si se da crédito a las tablillas en lineal B que se conservan, el nombre PO-SE-DA-WO-NE (Poseidón) aparece con mayor frecuencia que DI-U-JA (Zeus). También aparece una variante femenina, PO-SE-DE-IA, lo que indica la existencia de una diosa consorte olvidada, precursora en efecto de Anfítrite. Las tablillas de Pilos registran mercancías destinadas a sacrificios para «las Dos Reinas y Poseidón» y «las Dos Reinas y el Rey». La identificación más obvia para las «Dos Reinas» es con Deméter y Perséfone o sus precursoras, diosas que no quedaron asociadas con Poseidón en periodos posteriores.[1] Poseidón es también identificado como E-NE-SI-DA-O-NE (‘agitador de la tierra’) en el Cnosos micénico,[2] un poderoso atributo donde los terremotos habían acompañado al colapso de la cultura palaciega minoica. En la cultura micénica, fuertemente dependiente del mar, no ha aflorado aún relación alguna entre Poseidón y el mar; entre los olímpicos se decidió tras echarlo a suertes que gobernaría el mar:[3] el dios era anterior a su reino.

Los nombres de Deméter y Poseidón están relacionados en una tablilla de Pilos, donde aparecen como PO-SE-DA-WO-NE y DA, referidos por los epítetos Enosichthon, Seischthon y Ennosigeo, significando todos ‘agitador de la tierra’ y aludiendo a su papel como causante de terremotos.

Mitología

Nacimiento e infancia

Mosaico de Herculano representando a Neptuno y Anfítrite.

Poseidón era un hijo de Crono y Rea. En la versión más antigua, relatada por Hesíodo en la Teogonía, (v. 453ss) es tragado por Crono al nacer pero luego era salvado, junto con sus demás hermanos, por Zeus.

Sin embargo, en otras versiones del mito, Poseidón, como su hermano Zeus, evitó el destino de sus demás hermanos al ser salvado por su madre, que le ocultó en un rebaño de corderos y simulo haber parido un potro, que dio a Crono para que lo devorase.[4] Según Tzetzes la curótrofa o niñera de Poseidón fue Arne, quien negó serlo cuando Crono apareció buscándola.[5] Según Diodoro Sículo, Poseidón fue criado por los Telquines en Rodas, igual que Zeus había sido criado por los Coribantes en Creta.[6]

Según una única referencia en la Ilíada, cuando el mundo fue dividido en tres, Zeus recibió la tierra y el cielo, Hades el inframundo y Poseidón el mar. En la Odisea (v, 398) Poseidón tenía un hogar en Egas (Acaya).

La fundación de Atenas

Atenea se convirtió en la diosa patrona de la ciudad de Atenas tras competir con Poseidón, si bien éste siguió siendo una presencia numinosa en la Acrópolis bajo la forma de su sustituto, Erecteo. En la fiesta de disolución al final del año en el calendarios ateniense, la Esciroforia, los sacerdotes de Atenea y el de Poseidón procesionaban bajo palio hasta Eleusis.[7] Ambos acordaron que cada uno haría un regalo a los atenienses y que éstos elegirían el que prefiriesen. Poseidón golpeó el suelo con su tridente e hizo brotar una fuente, pero su agua era salada y por tanto no muy útil,[8] mientras que Atenea ofreció un olivo.

Los atenienses (o mejor dicho su rey, Cécrope) escogieron el olivo y con él a Atenea como patrona, pues el árbol daba madera, aceite y alimento. Tras esto, enfurecido por su derrota, Poseidón envió una monstruosa inundación a la llanura ática, castigando así a los atenienses. La depresión hecha por el tridente de Poseidón y llena de agua marina estaba rodeada por la entrada norte del Erecteión, permaneciendo abierta al cielo. «En los cultos, Poseidón era identificado con Erecteo», señaló Burkert.[9] «El mito transforma esto en una secuencia temporal-causal: en su enfado por la derrota, Poseidón dirigió a su hijo Eumolpo contra Atenas y mató a Erecteo.»

El concurso de Atenea y Poseidón fue el tema de relieves en el pedimento oeste del Partenón, la primera vista que tenía el visitante cuando llegaba. Este mito es considerado por Graves y otros autores como el reflejo de un enfrentamiento entre los habitantes de la época micénica y los inmigrantes posteriores. Resulta interesante señalar que en su culmen Atenas fue una importante potencia marítima, llegando a derrotar a la flota persa en la batalla de Salamina.

Las murallas de Troya

Poseidón y Apolo, habiendo ofendido a Zeus, fueron enviados a servir al rey Laomedonte. Éste les pidió construir enormes murallas alrededor de la ciudad y prometió recompensarles generosamente, promesa que luego se negó a cumplir. En venganza, antes de la Guerra de Troya Poseidón envió a un monstruo marino a atacar Troya (que luego fue derrotado por Heracles).

Consortes y descendencia

Fuente de Neptuno en Prešov (Eslovaquia).

Su esposa era Anfítrite, una ninfa y antigua diosa del mar, hija de Nereo y Doris. Poseidón fue padre de muchos héroes, entre ellos el afamado Teseo.

Una mujer mortal llamada Tiro estaba casada con Creteo (con quien tenía un hijo, Aesón) pero amaba a Enipeo, un dios-río. Tiro perseguía a Enipeo, que rehuía sus avances. Un día Poseidón, lleno de deseo hacia Tiro, se disfrazó como Enipeo y de su unión con ella nacieron los héroes Pelias y Neleo. Poseidón también tuvo una aventura con Álope, su nieta por Cerción, de la que nació el héroe ático Hipotoonte. Cerción enterró viva a su hija pero Poseidón la convirtió en una fuente cerca de Eleusis.

Poseidón rescató a Amimone de un sátiro lujurioso y entonces tuvo un hijo con ella, Nauplio. Tras violar a Cene, Poseidón le concedió el deseo de convertirse en hombre.

No todos los hijos de Poseidón fueron humanos. En un mito arcaico, Poseidón persiguió una vez a Deméter. Ésta rechazó sus avances, transformándose en una yegua para poder esconderse en un rebaño de caballos, pero Poseidón advirtió el engaño, se convirtió en un semental y la raptó. El hijo de ambos fue un caballo, Arión, que tenía el don de la palabra. Poseidón también violó a Medusa en el suelo de un templo consagrado a Atenea. Medusa fue entonces transformada en un monstruo por ésta. Cuando más tarde fue decapitada por Perseo, Crisaor y Pegaso emergieron de su cuello. Otros descendientes de Poseidón fueron Tritón, el cíclope Polifemo y los Alóadas.[10]


Hades

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Busto de Hades.
Para el personaje de Saint Seiya (Los caballeros del zoodíaco), véase Hades (Saint Seiya).

En la mitología griega Hades (en griego antiguo ᾍδης Hadēs, originalmente Ἅιδης Haidēs o Ἀΐδης Aïdēs, de origen incierto,[1] aunque se suele asociar con ἀ (privativa) + ἰδεῖν (‘ver’), es decir, ‘el que no ve’ o ‘el invisible’)[2] alude tanto al antiguo inframundo griego como al dios de los muertos y las riquezas. La palabra hacía referencia originalmente sólo al dios; ἐν o εἰς ᾍιδού (‘en [el lugar de] Hades’) era una abreviatura para su morada y finalmente el nominativo llegó también a designar la morada de los muertos.

Hades también era conocido con la perífrasis Plutón (en griego antiguo Πλούτων Ploutōn, del verbo πλουτέω, ‘enriquecerse’), y así fue conocido, además de como Dis Pater y Orcus, en la mitología romana. El dios etrusco equivalente era Aita. «Hades» es a veces usado por los cristianos para referirse al lugar en el que residen las almas que han caído en desgracia o el lugar similar donde se encuentran los muertos; el sepulcro.

Contenido

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Hades, la morada de los muertos

Hades.

Había varias secciones en el Hades, incluyendo los Campos Elíseos (en contraste con el Paraíso o Cielo cristiano) y el Tártaro (similar al Infierno cristiano). Los mitógrafos griegos no son totalmente consistentes sobre la geografía de la otra vida.

Un mito sobre la otra vida completamente opuesto se refiere al Jardín de las Hespérides, con frecuencia identificado con las Islas de la Bendición.

En la mitología romana, una entrada al Inframundo estaba localizada en el Averno, un cráter cercano a Cumas que fue la ruta usada por Eneas para descender a él. Por sinécdoque, «Averno» puede usarse como referencia a todo el inframundo. Los Inferi Dii eran los dioses romanos del inframundo.

Los fallecidos entraban al inframundo cruzando el río Aqueronte, porteados por Caronte, quien cobraba por el pasaje un óbolo, pequeña moneda que ponían bajo la lengua del difunto sus piadosos familiares. Los indigentes y los que no tenían amigos ni familias se reunían para siempre en la orilla cercana. El otro lado del río era vigilado por Cerbero, el perro de tres cabezas derrotado por Heracles (Hércules para los romanos). Más allá de Cerbero, las sombras de los difuntos entraban en la tierra de los muertos para ser juzgadas.

Los cinco ríos del Hades eran Aqueronte (el río de la pena), Cocito (lamentos), Flegetonte (fuego), Lete (olvido) y Estigia (odio). El Erídano era también considerado un río del Hades por Virgilio.[3] El Estigia formaba la frontera entre los mundos superior e inferior.

La primera región del Hades comprendía los Campos de Asfódelos, descritos en la Odisea XI, donde las almas de los héroes vagan abatidas entre espíritus menores, que gorjean a su alrededor como murciélagos. Sólo la ofrenda a ellos de libaciones de sangre en el mundo de los vivos pueden despertarlos durante un tiempo a las sensaciones de humanidad (compárese con los vampiros).

Más allá quedaba el Érebo, que puede usarse como un eufemismo para el Hades, cuyo nombre era temido. Había en él dos lagos: el de Lete, a donde las almas comunes acudían para borrar todos sus recuerdos, y el de Mnemósine (‘memoria’), de donde los iniciados en los Misterios preferían beber. En el antepatio del palacio de Hades y Perséfone se sentaban los tres jueces del Inframundo: Minos, Radamantis y Éaco. Allí, en el trivium consagrado a Hécate, donde los tres caminos se encontraban, las almas eran juzgadas, volviendo a los Campos de Asfódelos si no eran virtuosas ni malvadas, enviados al camino del tenebroso Tártaro si eran impías o malas, o al Elíseo con los heroicos o los benditos.

Hades, señor del inframundo

En la mitología griega, Hades (el ‘invisible’), el dios del inframundo, era un hijo de los Titanes Cronos y Rea. Tenía tres hermanas mayores, Hestia, Deméter y Hera, así como dos hermanos menores, Poseidón y Zeus. Juntos constituían la mitad de los dioses olímpicos.

Tras hacerse adulto, Zeus logró obligar a su padre a que regurgitase a sus hermanos. Tras ser liberados, los seis jóvenes dioses, junto con los aliados que fueron capaces de lograr, desafiaron el poder de sus padres y tíos en la Titanomaquia, una guerra divina. Zeus, Poseidón y Hades recibieron armas de los tres Cíclopes como ayuda para la guerra: Zeus una lanza de truenos, Poseidón un tridente y Hades un casco que proporcionaba invisibilidad al que lo llevase. En la noche anterior a la primera batalla Hades se puso su casco y, siendo invisible, se infiltró en el campamento de los Titanes y destruyó sus armas. La guerra duró diez años y terminó con la victoria de los jóvenes. Tras esta victoria Hades y sus dos hermanos menores, Poseidón y Zeus, echaron a suertes los reinos a gobernar. Zeus se quedó con el cielo, Poseidón con los mares y Hades recibió el inframundo, el reino invisible al que los muertos van tras dejar el mundo, así como todas las cosas bajo tierra.

Hades obtuvo su consorte definitiva, Perséfone, mediante artimañas, en una historia que conectaba los antiguos misterios eleusinos con el panteón olímpico. En muchos de los tratados de mitología griega no se afirma que Hades y Perséfone tuvieran descendencia. Sin embargo, en otros se dice que son los padres de las Erinias: Tisífone, Megera y Alecto.

A pesar de las connotaciones modernas de la muerte como «maldad», Hades tenía en realidad un carácter más altruista en la mitología. A menudo se le retrataba más como pasivo que como malvado: su papel era a menudo mantener un relativo equilibrio.

Hades reinaba sobre los muertos, con la ayuda de demonios sobre los que tenía completa autoridad. Prohibió estrictamente a sus súbditos abandonar sus dominios y se enfurecía bastante cuando alguien intentaba abandonarlos o si alguien intentaba robarle alguna de sus presas.

Aparte de Heracles, las únicas personas vivas que se aventuraron en el Inframundo fueron todas héroes: Odiseo, Eneas (acompañado por la Sibila), Orfeo, Teseo y Psique. Ninguno de ellos estuvo especialmente satisfecho con lo que presenciaron en el reino de los muertos. En particular, el héroe griego Aquiles, a quien Odiseo se encontró en el Hades (aunque algunos creen que Aquiles habita en las Islas de la Bendición), dijo:

No me hables con dulzura de la muerte, glorioso Odiseo. Preferiría servir como mercenario a otro antes que ser el señor de los muertos que han perecido.
Alma de Aquiles a Odiseo.[4]

Culto

Hades, etiquetado como Plouton, ‘el rico’, porta una cornucopia en un ánfora ática de figuras rojas, c. 470 a. C.

Hades, dios de los muertos, era un personaje temible para aquellos que aún vivían. Sin prisa por encontrarse con él, eran reticentes a prestar juramentos en su nombre. Para muchos, simplemente decir la palabra «Hades» ya era espantoso. De esta forma, se buscó un eufemismo que usar. Dado que los minerales preciosos venían de las profundidades de la tierra (es decir, del «inframundo» gobernado por Hades), se consideraba que tenía también el control de éstos, y se referían a él como Πλουτων Plouton (‘riqueza’ en griego), de donde procede su nombre romano: Plutón. Sófocles explicaba el hábito de referirse al Hades como «el rico» con estas palabras: «el sombrío Hades se enriquece con nuestros suspiros y lágrimas». Además, se le llamaba Clímeno (Κλυμενος, ‘célebre’), Eubuleo (Ευβουλεος, ‘buen consejero’) y Polidegmon (Ρολυδεγμων, ‘que recibe a muchos’).

Aunque era un olímpico, pasaba la mayor parte del tiempo en su oscuro reino. Temido y odiado, Hades personificaba la inexorable finalidad de la muerte: «¿Por qué odiamos a Hades más que a cualquier dios, si no es por ser tan adamantino e inflexible?», se preguntaba retóricamente Agamenón.[5] No era, sin embargo, un dios malvado, pues aunque era severo, cruel y despiadado, era no obstante justo. Hades gobernaba el Inframundo y por ello era con mucha frecuencia asociado con la muerte y temido por los hombres, pero no era la Muerte: la personificación real de ésta era Tánatos.

Cuando los griegos apaciguaban a Hades, golpeaban sus manos con fuerza contra el suelo para asegurarse de que pudiera oírles. Animales negros, como ovejas, le eran sacrificados, y se cree que en algún momento incluso se le ofrecieron sacrificios humanos. La sangre de los sacrificios a Hades goteaba a un pozo para que pudiera llegar a él. La persona que ofrecía el sacrificio tenía que apartar su cara. Cada cien años se celebraban festivales en su honor, llamados los Juegos Seculares.

El arma de Hades era un cetro de dos puntas, que usaba para destrozar todo lo que se cruzase por su camino o no fuera de su agrado, igual que Poseidón hacía con su tridente. Esta enseña de su poder era un bastón con el que conducía las almas de los muertos hasta el mundo inferior.

Sus pertenencias identificativas incluían un famoso casco, que le dieron los Cíclopes y que hacía invisible a cualquiera que lo llevase. Se sabía que a veces Hades prestaba su casco de la invisibilidad tanto a dioses como a hombres (como a Perseo). Su carro oscuro, tirado por cuatro caballos negros como el carbón, siempre resultaba impresionante y pavoroso. Sus otros atributos ordinarios eran el narciso y el ciprés, la Llave del Hades y Cerbero, el perro de múltiples cabezas. Se sentaba en un trono de ébano.

Representaciones artísticas

Hades es raramente representado en el arte clásico, salvo en las representaciones del Rapto de Perséfone.

También se le menciona en la Odisea, cuando Odiseo visita el inframundo como parte de su viaje, si bien aquí se alude al lugar más que al personaje.

Hades en la mitología griega

Perséfone

Fuente de Proserpina, Polonia.

La consorte de Hades, y reina arcaica del Inframundo por derecho propio, antes de que los olímpicos helénicos se estableciesen, era Perséfone, presentada por los griegos como hija de Zeus y Deméter. Perséfone no se sometió a Hades voluntariamente, sino que fue raptada por éste mientras recolectaba flores con sus amigas. Hades amaba a Perséfone tan profundamente que no le permitió salir del inframundo. Su madre la echaba tanto de menos que lanzó una maldición a la tierra, produciendo una gran hambruna. Hades engañó a Perséfone para que comiese seis (o cuatro, según las versiones) semillas de granada, lo que hizo que no pudiese abandonar el inframundo ni con la ayuda de Zeus. Perséfone supo de la depresión de su madre y pidió a Hades que le dejase volver a la tierra de los vivos, con la condición de que pasaría con él un mes por cada semilla que había comido. Cada año Hades volvía con Perséfone en su carro al inframundo. La hambruna (el invierno) ocurría en los meses en los que Perséfone estaba con Hades, al retirar Deméter sus dones del mundo. En la primavera, cuando Perséfone se volvía a reunir con ella, Deméter hacía que la cosas crecieran de nuevo.

Orfeo y Eurídice

Hades sólo mostró clemencia una vez. Debido a que la música de Orfeo era tan arrebatadoramente hermosa, permitió que éste se llevase a su esposa, Eurídice, de vuelta al mundo de los vivos con la condición de que ella caminase tras él y él nunca intentase mirarla a la cara hasta que estuviesen en la superficie. Orfeo accedió pero, cediendo a la tentación de mirar atrás, fracasó y volvió a perder a Eurídice, con quien sólo se reuniría tras su muerte.

Mente y Leuce

Como su hermano Zeus y otros dioses antiguos, Hades no era el más fiel de los maridos. Según Ovidio, persiguió y amó intensamente a la hermosísima ninfa infernal Mente, asociada con el río Cocito. Una vez, su esposa Perséfone los encontró juntos y, presa de un ataque de celos, lanzó furiosa a la ninfa al suelo y la pisoteó. Hades transformó sus restos en la planta de la menta para que Perséfone no pudiera tomar más represalias contra ella.

De forma similar, la ninfa Leuce, a quien también había violado, fue metamorfoseada tras su muerte natural por Hades en un álamo blanco. Otra versión cuenta que fue transformada por Perséfone mientras estaba junto a la fuente de la Memoria.

Teseo y Pirítoo

Hades encarceló a Teseo y Pirítoo, quienes habían prometido desposar a hijas de Zeus. Teseo eligió a Helena, la secuestró con la ayuda de Pirítoo y decidió retenerla hasta que tuviese la edad de casarse. Pirítoo eligió a Perséfone. Dejaron a Helena con la madre de Teseo, Etra, y viajaron al inframundo. Hades fingió ofrecerles hospitalidad y preparó un banquete. Tan pronto como la pareja se sentó, las serpientes se enroscaron en torno a sus pies, atrapándolos. Teseo fue finalmente rescatado por Heracles.

Heracles

El último de los doce trabajos de Heracles fue capturar a Cerbero. Primero viajó a Eleusis para ser iniciado en los misterios eleusinos. Hizo esto para absolverse a sí mismo de la culpa por haber matado a sus propios hijos y para aprender cómo entrar y salir vivo del inframundo. Encontró la entrada al inframundo en Tanaerum. Atenea y Hermes le ayudaron en la ida y vuelta del Hades. Heracles pidió permiso a Hades para llevarse a Cerbero. Hades accedió siempre que Heracles no le hiciese daño, aunque en algunas versiones, Heracles disparó una flecha a Hades. Cuando Heracles arrastró al perro fuera del Hades, pasaron por la cueva Aquerusia.

Hades en la cultura popular

La iconografía tanto de Hades como del inframundo que gobernaba en la cultura popular actual tienden mostrar más una visión del infierno cristiano que al Hades de la tradición grecolatina. Así pues, películas como Hércules de Walt Disney, las series de televisión Xena: la princesa guerrera y Hercules: The Legendary Journeys, así como la saga de videojuegos God of war, no nos presentan al dios con estética clásica (como sí hacen con el resto del panteón) sino asociados al concepto cristiano del infierno y Satanás.

En el Anime y Manga Saint Seiya (conocido como Caballeros del Zodiaco en Latinoamérica y España), Hades es el enemigo de la diosa Athena y se enfrentan en una guerra sagrada cada 243 años

La banda Kalmah interpetro una cancion llamada Hades es su disco Swamplord,la letras hablan del inframundo en el que vive y tanto como el mismo dios mitologico Hades. También la banda finlandesa de metal industrial Turmion Kätilöt ha incluido en su disco Usch! dos canciones en relación al tema, Hades y Deatination Hades, dedicadas al dios y al inframundo, respectivamente.

En el videojuego de acción God of War III, Hades es, junto a otros dioses olímpicos, uno de los jefes del juego.

L o s D i o s e s d e l O l i m p o

Ver: La Ilíada


Zeus Hera
Hefesto Artemisa Apolo Atenea Afrodita
Hades Poseidón Ares Hermes Dionisio

La Mitología griega son creencias y observancias rituales de los antiguos griegos, cuya civilización se fue configurando hacia el año 2000 a.C. Consiste principalmente en un cuerpo de diversas historias y leyendas sobre una gran variedad de dioses. La mitología griega se desarrolló plenamente alrededor del año 700 a.C. Por esa fecha aparecieron tres colecciones clásicas de mitos: la Teogonía del poeta Hesíodo y la Iliada y la Odisea del poeta Homero.

La mitología griega tiene varios rasgos distintivos. Los dioses griegos se parecen exteriormente a los seres humanos y revelan también sentimientos humanos. A diferencia de otras religiones antiguas como el hinduismo o el judaísmo, la mitología griega no incluye revelaciones especiales o enseñanzas espirituales. Prácticas y creencias también varían ampliamente, sin una estructura formal — como una institución religiosa de gobierno — ni un código escrito, como un libro sagrado.

Principales dioses

Los griegos creían que los dioses habían elegido el monte Olimpo, en una región de Grecia llamada Tesalia, como su residencia. En el Olimpo, los dioses formaban una sociedad organizada en términos de autoridad y poderes, se movían con total libertad y formaban tres grupos que controlaban sendos poderes: el cielo o firmamento, el mar y la tierra.
Los doce dioses principales, habitualmente llamados Olímpicos, eran Zeus, Hera, Hefesto, Atenea, Apolo, Artemisa, Ares, Afrodita, Hestia, Hermes, Deméter y Poseidón.

Zeus es en la mitología griega, dios del cielo y soberano de los dioses olímpicos. Zeus corresponde al dios romano Júpiter.

Según Homero, se consideraba a Zeus padre de los dioses y de los mortales. No fue el creador de los dioses y de los hombres; era su padre, en el sentido de protector y soberano tanto de la familia olímpica como de la raza humana. Señor del cielo, dios de la lluvia y acumulador de nubes blandía el terrible rayo. Su arma principal era la égida, su ave, el águila, su árbol, el roble. Zeus presidía a los dioses en el monte Olimpo, en Tesalia. Sus principales templos estaban en Dódona, en el Epiro, la tierra de los robles y del templo más antiguo, famoso por su oráculo, y en Olimpia, donde se celebraban los juegos olímpicos en su honor cada cuatro años. Los juegos de Nemea, al noroeste de Argos, también estaban dedicados a Zeus.

Zeus era el hijo menor del titán Cronos y de la titánida Rea y hermano de las divinidades Poseidón, Hades, Hestia, Deméter y Hera. De acuerdo con uno de los mitos antiguos sobre el nacimiento de Zeus, Cronos, temiendo ser destronado por uno de sus hijos, los devoraba cuando nacían. Al nacer Zeus, Rea envolvió una piedra con pañales para engañar a Cronos y ocultó al dios niño en Creta, donde se alimentó con la leche de la cabra Amaltea y lo criaron unas ninfas. Cuando Zeus llegó a la madurez, obligó a Cronos a vomitar a los otros hijos, que estaban deseosos de vengarse de su padre. Durante la guerra que sobrevino, los titanes lucharon del lado de Cronos, pero Zeus y los demás dioses lograron la victoria y los titanes fueron enviados a los abismos del Tártaro. A partir de ese momento, Zeus gobernó el cielo, y sus hermanos Poseidón y Hades recibieron el poder sobre el mar y el submundo, respectivamente. Los tres gobernaron en común la tierra.

En la obra del poeta griego Homero, Zeus aparece representado de dos maneras muy diferentes: como dios de la justicia y la clemencia y como responsable del castigo a la maldad. Casado con su hermana Hera, es padre de Ares, dios de la guerra; de Hebe, diosa de la juventud; de Hefesto, dios del fuego, y de Ilitía, diosa del parto. Al mismo tiempo, se describen las aventuras amorosas de Zeus, sin distinción de sexo (Ganimedes), y los recursos de que se sirve para ocultarlas a su esposa Hera.

En la mitología antigua son numerosas sus relaciones con diosas y mujeres mortales, de quienes ha obtenido descendencia. También sus metamorfosis en diversos animales para sorprender a sus víctimas, como su transformación en toro para raptar a Europa (véase Los toros y la mitología). En leyendas posteriores, en las que se introducen otros valores morales, se pretende mostrar al padre de los dioses a salvo de esta imagen libertina y lasciva. Sus amoríos con mortales se explican a veces por el deseo de los antiguos griegos de vanagloriarse de su linaje divino.

En la escultura, se representa a Zeus como una figura barbada y de apariencia regia. La más famosa de todas fue la colosal estatua de marfil y oro, del escultor Fidias, que se encontraba en Olimpia.

Hera es en la mitología griega, reina de los dioses, hija de los titanes Cronos y Rea, hermana y mujer del dios Zeus. Hera era la diosa del matrimonio y la protectora de las mujeres casadas. Era madre de Ares, dios de la guerra, de Hefesto, dios del fuego, de Hebe, diosa de la juventud, y de Ilitía, diosa del alumbramiento. Mujer celosa, Hera perseguía a menudo a las amantes y a los hijos de Zeus. Nunca olvidó una injuria y se la conocía por su naturaleza vengativa. Irritada con el príncipe troyano Paris por haber preferido a Afrodita, diosa del amor, antes que a ella, Hera ayudó a los griegos en la guerra de Troya y no se apaciguó hasta que Troya quedó destruida. Se suele identificar a Hera con la diosa romana Juno

Hefesto, en la mitología griega, dios del fuego y de la metalurgia, hijo del dios Zeus y de la diosa Hera o, en algunos relatos, sólo hijo de Hera. A diferencia de los demás dioses, Hefesto era cojo y desgarbado. Poco después de nacer lo echaron del Olimpo: según algunas leyendas, lo echó la misma Hera, quien lo rechazaba por su deformidad; según otras, fue Zeus, porque Hefesto se había aliado con Hera contra él. En la mayoría de las leyendas, sin embargo, volvió a ser honrado en el Olimpo y se casó con Afrodita, diosa del amor, o con Áglae, una de las tres gracias. Era el artesano de los dioses y les fabricaba armaduras, armas y joyas. Se creía que su taller estaba bajo el monte Etna, volcán siciliano. A menudo se identifica a Hefesto con el dios romano del fuego, Vulcano. La Fragua de Vulcano es el cuadro en el que Velázquez da su visión sobre los dioses transformándolos en campesinos o artesanos humanos

Hefesto, en la mitología griega, dios del fuego y de la metalurgia, hijo del dios Zeus y de la diosa Hera o, en algunos relatos, sólo hijo de Hera. A diferencia de los demás dioses, Hefesto era cojo y desgarbado. Poco después de nacer lo echaron del Olimpo: según algunas leyendas, lo echó la misma Hera, quien lo rechazaba por su deformidad; según otras, fue Zeus, porque Hefesto se había aliado con Hera contra él. En la mayoría de las leyendas, sin embargo, volvió a ser honrado en el Olimpo y se casó con Afrodita, diosa del amor, o con Áglae, una de las tres gracias. Era el artesano de los dioses y les fabricaba armaduras, armas y joyas. Se creía que su taller estaba bajo el monte Etna, volcán siciliano. A menudo se identifica a Hefesto con el dios romano del fuego, Vulcano. La Fragua de Vulcano es el cuadro en el que Velázquez da su visión sobre los dioses transformándolos en campesinos o artesanos humanos

Ártemis o Artemisa (mitología), en la mitología griega, una de las principales diosas, equivalente de la diosa romana Diana. Era hija del dios Zeus y de Leto y hermana gemela del dios Apolo. Era la rectora de los dioses y diosas de la caza y de los animales salvajes, especialmente los osos, Ártemis era también la diosa del parto, de la naturaleza y de las cosechas. Como diosa de la luna, se la identificaba a veces con la diosa Selene y con Hécate.

Aunque tradicionalmente amiga y protectora de la juventud, especialmente de las muchachas, Ártemis impidió que los griegos zarparan de Troya durante la guerra de Troya mientras no le ofrecieran el sacrificio de una doncella. Según algunos relatos, justo antes del sacrificio ella rescató a la víctima, Ifigenia. Como Apolo, Ártemis iba armada con arco y flechas, armas con que a menudo castigaba a los mortales que la ofendían. En otras leyendas, es alabada por proporcionar una muerte dulce y plácida a las muchachas jóvenes que mueren durante el parto.

Apolo (mitología), en la mitología griega, hijo del dios Zeus y de Leto, hija de un titán. Era también llamado Délico, de Delos, la isla de su nacimiento, y Pitio, por haber matado a Pitón, la legendaria serpiente que guardaba un santuario en las montañas del Parnaso. En la leyenda homérica, Apolo era sobre todo el dios de la profecía. Su oráculo más importante estaba en Delfos, el sitio de su victoria sobre Pitón. Solía otorgar el don de la profecía a aquellos mortales a los que amaba, como a la princesa troyana Casandra.

Apolo era un músico dotado, que deleitaba a los dioses tocando la lira. Era también un arquero diestro y un atleta veloz, acreditado por haber sido el primer vencedor en los juegos olímpicos. Su hermana gemela, Ártemis, era la guardiana de las muchachas, mientras que Apolo protegía de modo especial a los muchachos. También era el dios de la agricultura y de la ganadería, de la luz y de la verdad, y enseñó a los humanos el arte de la medicina.

Algunos relatos pintan a Apolo como despiadado y cruel. Según la Iliada de Homero, Apolo respondió a las oraciones del sacerdote Crises para obtener la liberación de su hija del general griego Agamenón arrojando flechas ardientes y cargadas de pestilencia en el ejército griego. También raptó y violó a la joven princesa ateniense Creusa, a quien abandonó junto con el hijo nacido de su unión. Tal vez a causa de su belleza física, Apolo era representado en la iconografía artística antigua con mayor frecuencia que cualquier otra deidad.

Atenea, una de las diosas más importantes en la mitología griega. En la mitología latina, llegó a identificarse con la diosa Minerva, también conocida como Palas Atenea. Atenea salió ya adulta de la frente del dios Zeus y fue su hija favorita. Él le confió su escudo, adornado con la horrorosa cabeza de la gorgona Medusa, su 'égida' y el rayo, su arma principal. Diosa virgen, recibía el nombre de Parthenos ('la virgen'). En agradecimiento a que Atenea les había regalado el olivo, el pueblo ateniense levantó templos a la diosa, el más importante era el Partenón, situado en la Acrópolis de Atenas.

Afrodita, en la mitología griega, diosa del amor y la belleza, equivalente a la Venus romana. En la Iliada de Homero aparece como la hija de Zeus y Dione, una de sus consortes, pero en leyendas posteriores se la describe brotando de la espuma del mar y su nombre puede traducirse como 'nacida de la espuma'. En la leyenda homérica, Afrodita es la mujer de Hefesto, el feo y cojo dios del fuego. Entre sus amantes figura Ares, dios de la guerra, que en la mitología posterior aparece como su marido. Ella era la rival de Perséfone, reina del mundo subterráneo, por el amor del hermoso joven griego Adonis.

Tal vez la leyenda más famosa sobre Afrodita está relacionada con la guerra de Troya. Eris, la diosa de la discordia, la única diosa no invitada a la boda del rey Peleo y de la nereida Tetis, arrojó resentida a la sala del banquete una manzana de oro destinada "a la más hermosa". Cuando Zeus se negó a elegir entre Hera, Atenea y Afrodita, las tres diosas que aspiraban a la manzana, ellas le pidieron a Paris, príncipe de Troya, que diese su fallo. Todas intentaron sobornarlo: Hera le ofreció ser un poderoso gobernante; Atenea, que alcanzaría una gran fama militar, y Afrodita, que obtendría a la mujer más hermosa del mundo. Paris seleccionó a Afrodita como la más bella, y como recompensa eligió a Helena de Troya, la mujer del rey griego Menelao. El rapto de Helena por Paris condujo a la guerra de Troya.

Hades, en la mitología griega, dios de los muertos. Era hijo del titán Cronos y de la titánide Rea y hermano de Zeus y Poseidón. Cuando los tres hermanos se repartieron el universo después de haber derrocado a su padre, Cronos, a Hades le fue concedido el mundo subterráneo. Allí, con su reina, Perséfone, a quien había raptado en el mundo superior, rigió el reino de los muertos. Aunque era un dios feroz y despiadado, al que no aplacaba ni plegaria ni sacrificio, no era maligno. En la mitología romana, se le conocía también como Plutón, señor de los ricos, porque se creía que tanto las cosechas como los metales preciosos provenían de su reino bajo la tierra.

El mundo subterráneo suele ser llamado Hades. Estaba dividido en dos regiones: Erebo, donde los muertos entran en cuanto mueren, y Tártaro, la región más profunda, donde se había encerrado a los titanes. Era un lugar oscuro y funesto, habitado por formas y sombras incorpóreas y custodiado por Cerbero, el perro de tres cabezas y cola de dragón. Siniestros ríos separaban el mundo subterráneo del mundo superior, y el anciano barquero Caronte conducía a las almas de los muertos a través de estas aguas. En alguna parte, en medio de la oscuridad del mundo inferior, estaba situado el palacio de Hades. Se representaba como un sitio de muchas puertas, oscuro y tenebroso, repleto de espectros, situado en medio de campos sombríos y de un paisaje aterrador. En posteriores leyendas se describe el mundo subterráneo como el lugar donde los buenos son recompensados y los malos castigados

Poseidón, en la mitología griega, dios del mar, hijo del titán Cronos y la titánide Rea, y hermano de Zeus y Hades. Poseidón era marido de Anfitrite, una de las nereidas, con quien tuvo un hijo, Tritón. Poseidón, sin embargo, tuvo otros numerosos amores, especialmente con ninfas de los manantiales y las fuentes, y fue padre de varios hijos famosos por su salvajismo y crueldad, entre ellos el gigante Orión y el cíclope Polifemo. Poseidón y la gorgona Medusa fueron los padres de Pegaso, el famoso caballo alado.

Poseidón desempeña un papel importante en numerosos mitos y leyendas griegos. Disputó sin éxito con Atenea, diosa de la sabiduría, por el control de Atenas. Cuando Apolo, dios del sol, y él decidieron ayudar a Laomedonte, rey de Troya, a construir la muralla de la ciudad, éste se negó a pagarles el salario convenido. La venganza de Poseidón contra Troya no tuvo límites. Envió un terrible monstruo marino a que devastara la tierra y, durante la guerra de Troya, se puso de lado de los griegos.

El arte representa a Poseidón como una figura barbada y majestuosa que sostiene un tridente y a menudo aparece acompañado por un delfín, o bien montado en un carro tirado por briosos seres marinos. Cada dos años, los Juegos Ístmicos, en los que había carreras de caballos y de carros, se celebraban en su honor en Corinto. Los romanos identificaban a Poseidón con su dios del mar, Neptuno.

Ares, en la mitología griega, dios de la guerra e hijo de Zeus, rey de los dioses, y de su esposa Hera. Los romanos lo identificaban con Marte, también un dios de la guerra. Agresivo y sanguinario, Ares personificaba la brutal naturaleza de la guerra, y era impopular tanto para los dioses como para los seres humanos. Entre las deidades asociadas con Ares estaban su consorte, Afrodita, diosa del amor, y deidades menores como Deimo (temor) y Fobo (terror), que lo acompañaban en batalla. Aunque feroz y belicoso, Ares no era invencible, ni siquiera frente a los mortales.

El culto de Ares, que se creía originario de Tracia, no estaba muy difundido en la antigua Grecia y, donde existía, carecía de significación social o moral. Ares era una deidad ancestral de Tebas y tenía un templo en Atenas, al pie del Areópago o colina de Ares

Hermes, en la mitología griega, mensajero de los dioses, hijo del dios Zeus y de Maya, la hija del titán Atlas. Como especial servidor y correo de Zeus, Hermes tenía un sombrero y sandalias aladas y llevaba un caduceo de oro, o varita mágica, con serpientes enrolladas y alas en la parte superior. Guiaba a las almas de los muertos hacia el submundo y se creía que poseía poderes mágicos sobre el sueño. Hermes era también el dios del comercio, protector de comerciantes y pastores. Como divinidad de los atletas, protegía los gimnasios y los estadios, y se lo consideraba responsable tanto de la buena suerte como de la abundancia. A pesar de sus virtuosas características, también era un peligroso enemigo, embaucador y ladrón. El día de su nacimiento robó el rebaño de su hermano, el dios del sol Apolo, oscureciendo su camino al hacer que la manada anduviera hacia atrás. Al enfrentarse con Apolo, Hermes negó haber robado. Los hermanos acabaron reconciliándose cuando Hermes le dio a Apolo su lira, recién inventada. En el primitivo arte griego, se representaba a Hermes como un hombre maduro y barbado; en el arte clásico, como un joven atlético, desnudo e imberbe como puede comprobarse en el Hermes de Praxíteles, en Olimpia

Dioniso, dios del vino y del placer, estaba entre los dioses más populares. Los griegos dedicaban muchos festivales a este dios telúrico, y en algunas regiones llegó a ser tan importante como Zeus. A menudo lo acompañaba una hueste de dioses fantásticos que incluía a sátiros, centauros y ninfas. Los sátiros eran criaturas con piernas de cabra y la parte superior del cuerpo era simiesca o humana. Los centauros tenían la cabeza y el torso de hombre y el resto del cuerpo de caballo. Las hermosas y encantadoras ninfas frecuentaban bosques y selvas.